ACTRIZ ESTADOUNIDENSE

Alyssa Milano, una celebridad activista en la era de la celebridad presidencial

Crédito The New York Times

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The New York Times/ Jessica BennettWashington, Estados Unidos

Alyssa Milano estaba en Capitol Hill vistiendo un vestido floral, botas de combate negras Doc Martens y con su cabello amarrado en un moño sobre su cabeza. Esta es la apariencia—el moño y las botas—que le indica a su mejor amigo, Alaa Khaled, que “se viene algo importante”.

Ese “algo” puede ser Milano tocando las puertas de los votantes antes de una elección especial en Georgia, lugar donde filma su show de Netflix, “Insatiable”. O puede provenir de una llamada a Khaled durante una tarde de ocio en Los Ángeles para anunciarle que “nos vamos a San Diego” a una protesta, ahora mismo. “¿Puedes conducir?”.

“Mi respuesta fue ‘Sí, sí puedo. Pero, ¿qué estamos protestando?’” dice Khaled. (La protesta era por la falta de representación legal para las familias inmigrantes en la frontera).

Ese “algo” a veces significa prestar su voz para Time’s Up, la organización de Hollywood creada tras el #MeToo, la frase que Milano tuiteó y volvió viral hace dos años.

O ese “algo” podría ser, como lo fue a principios de otoño, merodear por los edificios del Congreso en Washington—con una carpeta, lentes para leer y una mochila repleta de documentos de investigación—para asistir a reuniones con miembros demócratas del congreso y con el senador republicano por Texas, Ted Cruz.

“Creo que hay una relación simbiótica entre ambas cosas”, dice Milano, sobre el nexo entre su trabajo como actriz y su activismo. “Entendí que necesito mantener aquello para poder seguir teniendo influencia aquí”, dice, mientras señala el pasillo principal del Congreso.

Esta es Alyssa Milano, la chica icono activista en una era política muy extraña en la que los políticos son celebridades, las celebridades son políticos y a veces es difícil ver la diferencia entre ambas. De hecho, en la carrera presidencial de 2020, un gurú de autoayuda y un emprendedor sin corbata han superado a políticos de profesión en materia de recaudación de fondos, atención de los medios y, algunas veces, en ganar lugares en escenarios de debates.

Milano, una exestrella infantil, no está protagonizando éxitos de taquilla ni generando rumores de premios. Su serie de Netflix ha recibido algunas críticas no favorables. Aun así, ella regularmente habla sobre política en noticias por cable, es autora de un libro infantil que acaba de ingresar a la lista de los más vendidos de The New York Times y cuando le tuitea a sus 3,7 millones de seguidores, la gente escucha. Los políticos están ansiosos por reunirse con ella.

Vivimos en un mundo donde los créditos de The CW y las etiquetas creadas al momento pueden tener impacto directo en las causas relevantes para los políticos, por lo que tiene sentido que esos políticos no quieran perderse esas oportunidades. Mientras tanto, la indignación de Milano con la celebridad de la Casa Blanca parece haber pulido su propio estatus de celebridad.

De estrella infantil a líder de la “resistencia”

Milano, de 46 años, se hizo famosa interpretando a la ingeniosa Samantha Micelli, la hija del personaje de Tony Danza en la comedia de los años 80, “¿Quién manda a quién?”.

“Era una fuerza de la naturaleza, incluso con apenas 10 años”, dice Danza, quien aún ve los logros de su antigua coestrella con una especie de orgullo paternal. “Sabes, la mayoría de las celebridades no saben de lo que hablan. Ella sí”.

Durante su transición de estrella infantil a joven ingenua de Hollywood, obtuvo un papel en “Melrose Place” y luego protagonizó el clásico de culto del canal The CW, “Charmed”.

“De verdad, ¿cuántas veces a la semana transmiten ‘Charmed’?” dice Cruz mientras él y Milano se disponen a iniciar su reunión, refiriéndose a las repeticiones frecuentes del programa. “¡Es increíble!”. (Más tarde, Milano me comentó, “yo sabía que esa era posiblemente la razón por la que aceptó la reunión. Había una vibra extraña de fanático involucrada”.)

Milano sigue actuando: Ha protagonizado unas cuantas películas de Lifetime y una serie de TV en el canal ABC llamada “Mistresses”, y recientemente estuvo de invitada en “Grey’s Anatomy”. La segunda temporada de “Insatiable”, la comedia de humor negro en la que interpreta a la esposa de un entrenador de reinas de belleza, ya está disponible. La semana pasada, anunció que sería productora ejecutiva y protagonista de una película para toda la familia sobre una mujer joven separada de su madre en la frontera.

Sin embargo, en la actualidad, la actuación es más un medio para lograr un fin. Interpretar a otras personas frente a una cámara es lo que le da acceso a las personas con las que en verdad quiere conversar. (Según Milano, su formación en la improvisación es con frecuencia muy útil durante esas reuniones).

Una de esas personas es, por ejemplo, el exvicepresidente Joe Biden, con quien conversa “un par de veces al mes”, dice Milano. (El equipo de campaña de Biden no respondió a una solicitud de comentario). O el gobernador Andrew Cuomo de Nueva York. Su amiga Kim Raver, actriz y directora, recuerda a Milano atendiendo llamadas del gobernador en un plató en Vancouver, en Columbia Británica, durante las tomas de una saga romántica de Lifetime que estaban rodando en ese momento. “Literalmente era como si tuviera el teléfono rojo de Batman sonando”, dice Raver.

También está Jon Ossoff, el demócrata de Georgia y director de documentales por el cual ella hizo campaña en 2017, y quien horas después de anunciar que iba a postularse nuevamente al cargo, la llamó y le envió varios mensajes, los cuales Milano tuvo que ignorar mientras corría de una reunión a otra. (Le contestará más tarde).

“Es un ejercicio de equilibrio muy interesante, porque me muevo en ambos mundos”, dice Milano. “Recibo mensajes de políticos preguntándome la opinión de la comunidad activista y de activistas preguntándome qué van a hacer los políticos”.

¿Y Hollywood? “Creo que están desconcertados conmigo”, dice, riéndose.

Estas botas fueron hechas para protestar

Milano afirma haber sido siempre una activista.

Sentada en el magnífico vestíbulo de mármol del edificio Hart del Senado, Milano contrastaba con las imponentes paredes y las resonantes voces masculinas. En un descanso entre reuniones, se bajó la cremallera de su bota para revelar un secreto: llevaba una plataforma de 5 centímetros para verse más alta.

“He usado estas Docs desde que tenía 15 años. No literalmente estas Docs, eso sería asqueroso”, dice Milano. “Estos son mis zapatos que me recuerdan que voy a la batalla”.

Ciertamente, fue precisamente a los 15 años cuando Milano le dio un beso a Ryan White, un chico VIH positivo en el “Phil Donahue Show”, como un favor a Elton John, dice ella, para demostrar que el virus no se contagiaba a través del contacto casual.

“Nadie me invitó al baile de graduación”, dice Milano sobre las reacciones posteriores.

Milano luego se convirtió en Embajadora de Buena Voluntad de la UNICEF, y pasó tiempo en Angola, India y Kosovo. Hizo campaña por el senador de Massachusetts John Kerry durante su postulación presidencial de 2004 y formó parte del coro de celebridades que se pronunció contra el presidente George W. Bush. Ha hablado abiertamente acerca de su trastorno de ansiedad y ha revelado en su podcast haber tenido dos abortos a sus veintitantos. Milano probablemente te diga que no está por encima de usar su estatus de celebridad para una buena causa: una vez filtró un “video sexual” suyo que en realidad era un video sobre la masacre en Siria.

“Podría aparecer una nueva causa esta noche”, bromea David Bugliari, agente de talento y su esposo desde hace una década.

Ella reafirma que eso es totalmente cierto. Está “enfocada en múltiples asuntos”, particularmente en la actualidad, cuando hay “tanto por lo que luchar”.

Sin embargo, lo que la consolidó fue el #MeToo. Acostada en su cama una noche, alrededor de una semana después de que las revelaciones sobre Harvey Weinstein se hicieran públicas, Milano fue alentada por una amiga—la activista transgénero Charlotte Clymer—a enviar un tuit: “Si has sido acosada o agredida sexualmente, escribe ‘yo también’ (“me too” en inglés) en respuesta a este tuit”.

“Cerré mi computadora, me fui a dormir y cuando desperté tenía 35.000 respuestas”, dice Milano.

El resto es la historia que ya conocemos: la etiqueta se volvió viral. Términos como “ajuste de cuentas” fueron usados por los medios para describir el rebote cultural. Tarana Burke, la activista que fundó el movimiento MeToo en 2006 y a la cual Milano conoció poco después—la actriz no conocía el trabajo de Burke al momento de su tuit—fueron nombradas, junto a otras personas influyentes, como persona del año por la revista Time (con la denominación “quebradores de silencio”).

Desde entonces, el moño de Milano ha aparecido con una periodicidad consistente donde menos lo esperas. Fue un elemento en el fondo durante el testimonio de Brett Kavanaugh, nominado a la Corte Suprema, ante el Comité de Justicia del Senado. “Pude ver el sudor en su nuca”, dice Milano. Su aparición fue posteriormente parodiada en un episodio de “Saturday Night Live”, donde la representaron con una figura de cartón.

“¡Tú solo quieres humillarme frente a mi esposa, mis padres y la bendita Alyssa Milano!” exclamó Matt Damon, interpretando a Kavanaugh en la parodia.

“Ella es nuestra activista más importante en la actualidad, es increíble”, dice el representante Jamie Raskin, quien conoció a Milano este mismo año, luego de que ella diese un discurso, descrito por Raskin como “deslumbrante”, sobre la Enmienda de Igualdad de Derechos.

Cuando se le pregunta sobre el rol de la celebridad en este momento político, Raskin responde: “Estos días veo al poder político como algo que no viaja en una dirección vertical, sino horizontal. La gente lo ejerce a través de sus seguidores de Twitter y se están organizando en el mundo”.

“Ella sin duda tiene un gran número de seguidores”, afirma.

Por supuesto, entrar al mundo de la justicia social puede presentar sus propios retos, unos llenos de minas terrestres, señalizaciones de virtudes y batallas acerca de a cuáles iniciativas tiene derecho a meterse una adinerada exestrella infantil.

“Yo lo entiendo. Los activistas que están en la calle podrían pensar ‘un momento, ¿he estado luchando por esto durante 20 años y ella viene y pone su nombre en algo?’” dice Milano, en referencia a la nueva ocupación de Kim Kardashian West como activista de reformas penitenciarias. “Sabes, lo entiendo completamente”. Milano espera que cuando las personas piensen en su activismo, consideren todo el trabajo que ha hecho en su vida.