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CINE

La niña que habló con el monstruo

La dulce madurez de los infantes

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Rienzi Pared PérezSanto Domingo, RD

La poesía visual es una forma experimental de la imagen. Esta va a predominar por encima de los demás componentes. Esto es lo que pudiera decirse sobre una obra que a través de metáforas e imágenes logra decir más que cualquier guion. Es lo que admiramos de esta joya de la cinematografía española y del mundo. Nos estamos refiriendo a “El espíritu de la colmena” (1973), de Victor Erice.

Una familia formada por el padre, la madre y sus dos hijas pequeñas, vive en un pequeño pueblo durante la Guerra Civil Española. La soledad, el trauma psíquico que envuelve la atmósfera del medio hace que esta historia quede envuelta con la ingenuidad del espíritu de la niña más pequeña de nombre Ana (Ana Torrent) que no puede distinguir lo que es la realidad de la fantasía.

Dice Andrián Massanet en su página web, con relación a la fantasía y a la realidad del infante, lo siguiente: “La infancia, por tanto, como universo en el que las mismas sombras, o los más sencillos sonidos, conforman constelaciones sensoriales, que nos hacen creer que todo es posible. A medida que crecemos, crece también nuestra autoconciencia, pero disminuyen nuestras percepciones. Para Erice, que sabe que nunca seremos tan sabios como cuando éramos niños, la conciencia no es vehículo de la belleza pura, sino la percepción.”

De lo anterior se desprende que cuando Ana observa por primera vez la figura del monstruo en la película de James Whale “Frankentein” (1931) queda impactada al encontrarse con la muerte. Esta sensación del concepto de la realidad, es muy diferente desde la óptica del niño con el adulto, máxime si nos encontramos con una percepción de la realidad hostil. Recordemos que la ambientación epocal coincide con el comienzo de la era franquista en España.

“El espíritu de la colmena” es un filme simbolista ya que su contenido es político y el director tuvo que hacerla a modo de representación o alegoría porque en España gobernaba Francisco Franco, y el mismo tuvo que burlar el código de censura. El padre de las niñas (Fernando Fernán Gómez) representa a los ciudadanos españoles que participaron en la Guerra Civil. La madre es queda frustrada por la guerra. Las niñas representan esa nueva casta de españoles que tuvieron que soportar la tiranía durante todo aquel tiempo.

El guion es excelente, Las imágenes hablan por sí solas. La fotografía ha quedado para la historia por lo bien elaborada de su director Luis Cuadrado. Mostró una iluminación de color ámbar para representar la miel. Los decorados fueron tan bien elaborados que las ventanas parecían panales de las abejas. La puesta en escena es única, gracias a su estilo particular.

Estamos ante un filme que ha quedado para la posteridad como una obra que identifica a España; pero sobretodo, un ejemplo más, de que el cine es un arte sublime que pernocta por siempre en la majestuosidad de la imaginación.

CURIOSIDADES

Un clásico En las primeras exhibiciones de la película, amigos y conocidos del productor le dijeron que se había equivocado. Que el filme iba a ser un fracaso y ha sido un ente de referencia de lo mejor del cine español.

Pionera. Fue la primera cinta española en ganar la “Concha de Oro” en el Festival de San Sebastián.

Protagonistas. Los personajes de los actores se llaman igual que en la vida real; ya que las niñas no entendían por qué una persona pasaba a llamarse de forma diferente de un momento a otro.

Fuentes. Algunas de las curiosidades aquí apuntadas fueron tomadas de la página web de cineol.net.

Fama. Esta película ha sido una de las favoritas de ese gran director de cine llamado Stanley Kubrick.

En clases la niña tiene su propia forma de entender.

Ella y su hermana van a buscar al monstruo.

Por la pared de una mansión deshabitada suceden los milagros Fuente externa.