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"American Factory", los Obama se pasan al cine para retratar la globalización

Michelle y Barack Obama. / EFE

EFE | Alfonso FernándezWashington, Estados Unidos

Después de una vida de película que le llevó a ser el primer presidente afroamericano de la historia de EE.UU., Barack Obama y su esposa Michelle se lanzan a la producción: un documental sobre los retos de la globalización a través de la llegada de un inversor chino a una deprimida ciudad del medio oeste.

Obama tomó las riendas de Estados Unidos poco después del estallido de la mayor crisis económica en el país en más de ocho décadas, y tras dos mandatos en la Casa Blanca (2009-2017), cuenta con una visión privilegiada para reflexionar acerca de los éxitos y dramas de la integración económica mundial.

La cinta, llena de matices, evita las grandes palabras y opta por centrarse en el día a día de los trabajadores.

"Queremos que la gente sea capaz de salirse de ellos mismos y experimentar y comprender las vidas de otras personas", afirmó el exmandatario en un video promocional, Julia Reichert y Steven Bognar, con los directores de la película, distribuida por la plataforma Netflix.

En plena escalada de la guerra comercial entre EE.UU. y China, desencadenada por su sucesor, Donald Trump, el documental de la productora de los Obama, "Higher Ground", describe a unos empleados a la deriva tras el cierre de una planta de General Motors en 2008, que ocasionó el despido de miles de personas en la ciudad de Dayton (Ohio), de 150.000 habitantes.

La compra de la fábrica por parte de Fuyao, una empresa de vidrio para automóviles liderada por el multimillonario chino, Cao Dewang, en 2013 supone un rayo de esperanza para la depauperada localidad.

Cao contrata a más de 2.000 empleados locales y trae a 200 de China para que formen a los estadounidenses.

Aunque la cuestión arranca como una luna de miel, el choque de culturas y los diferentes enfoques sobre el papel del trabajador desemboca en suspicacias y tensiones que dibujan el futuro del mercado laboral mundial.

Los estadounidenses lamentan que sean tratados como "extranjeros" en su propio país. Los chinos, por su lado, lamentan la holgazanería y la falta de concentración de sus colegas.

"¿Podemos hacer que trabajen durante el fin de semana?", se pregunta uno de los supervisores traídos desde China.

Dayton está ubicada en medio del llamado "cinturón de óxido" de EE.UU., el corazón de industria pesada del país y cuna del anteriormente todopoderoso sector automotriz estadounidense.

"Una de las muchas cosas que amo de esta película es que deja a la gente contar su propia historia. 'American Factory' no ofrece una determinada perspectiva, no es un editorial", remarcó Michelle Obama.

Años de desempleo han minado la confianza y las perspectivas económicas de la ciudad, por lo que los habitantes reciben a Fuyao con los brazos abiertos.

No obstante, pocos se llaman a engaño y recuerdan que con General Motors ganaba 29 dólares/la hora, mientras que con la empresa china el salario es de apenas 14 dólares.

Asimismo, la propuesta de tratar de formar un sindicato por parte de los trabajadores es respondida con beligerancia por parte de los ejecutivos chinos.

Pese a que la película trata de escapar en todo momento de la actualidad política, la sombra de Trump con su defensa del proteccionismo comercial y el foco en el sector manufacturero doméstico es alargada.

"Hagamos grande a Estados Unidos de nuevo", dice Jeff Liu, presidente de Fuyao para el país, imitando el lema de campaña electoral del magnate inmobiliario neoyorquino.

La compañía china, que fabrica para Chrysler, Toyota y Honda, comenzó operaciones en Dayton un mes antes de que Trump ganase las elecciones presidenciales de 2016 con un discurso de contundente de nacionalismo económico y la promesa de recuperar empleos de vuelta al país desde el gigante asiático.

En uno de los últimos planos del documental, un supervisor chino acompaña el presidente de la compañía, de visita en Ohio, y le explica cómo algunos de los empleados que ve serán despedidos en los próximos meses gracias a la instalación de nuevas tecnologías en aras de la eficiencia y la mejora de resultados.

Cao responde en silencio con una sonrisa de satisfacción.