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INDUSTRIA

Caso Netflix: “Lo que ha sucedido no implica que el país se ponga de rodillas, pero...”

El actor estadounidense Brett Stimely, en el rol del presidente J.F. Kennedy, durante una escena en el Palacio Nacional, de la película “El infierno y la gloria”, el 29 de septiembre de 2012, en Santo Domingo. ORLANDO BARRÍA/EFE

El actor estadounidense Brett Stimely, en el rol del presidente J.F. Kennedy, durante una escena en el Palacio Nacional, de la película “El infierno y la gloria”, el 29 de septiembre de 2012, en Santo Domingo. ORLANDO BARRÍA/EFE

La decisión de Netflix de irse de República Dominicana está totalmente basada en qué es lo más conveniente para su producción. Es un hecho conocido por los que hemos trabajado con realizadores estadounidenses, o hemos aprendido de ellos, que no ponen en riesgo ni a su personal ni su capital.

Las dos cosas son caras de una misma moneda: al proteger a los que hacen posible sus productos de alta calidad, protegen también sus inversiones.

Es un asunto de dinero, puro y simple. Y es un mundo altamente especializado y tecnificado que no se permite el más mínimo espacio para errores.

Si saben que es posible que haya un león suelto a 50 kilómetros de distancia del rodaje, para estar 100% seguros de que no se asomará ni a 25 kilómetros, se mudan con su producción a otro continente, donde no haya leones. Buscan la seguridad, pero la que viene sin ningún asomo de lo azaroso. Sus razones son de “peso”.

Poderosos sindicatos protegen como fieras los derechos y las vidas de los trabajadores de esa industria.

Un problema con ellos le puede costar millones a un estudio.

Sus cálculos, ante eventos como los que están sucediendo en nuestro país no se basan en discriminaciones ni prejuicios, sino en las matemáticas de las probabilidades. Porque, seamos honestos, nadie ha dado una explicación certera de lo que está pasando. Y sí, hay cierta probabilidad de que lo que esté sucediendo sea verdad, o una gran mentira, o simples coincidencias del destino.

De cualquier forma, hay ambigüedad. Ellos prefieren no tentar jamás a las probabilidades que puedan ir en su contra.

¿Qué podemos hacer? Ya nada. Esa decision, que Net-flix ponderó con todas las cartas sobre la mesa, les ha costado muchos dolores de cabeza y dinero.

Este hecho, que ya ha corrido por todos los pasillos de los grandes estudios, lamentablemente, es posible que nos haya hecho retroceder años, y años, quizá, nos costará recuperarnos.

En el 2010, cuando trabajaba la Ley de Cine, advertí que no vendrían inmediatamente las grandes producciones de Hollywood con las que nuestro país soñaba, ya que entendía que estábamos sobrestimando nuestra capacidad de manejar estas altamente organizadas estructuras y sus estrictos procedimientos.

Abogaba por un proceso más lento y cuidadoso, a la hora de darles incentivos (con los que estoy de acuerdo), elaborando un plan detallado con el fin de atraerlos, y evitar otro caso tipo “Miami Vice”, que nos puso en una lista negra. Me acusaron de no querer incentivos para extranjeros, en un artículo publicado en el Diario Libre, el 6 de marzo del 2017.

Lo que externé fue una preocupación basándome en los engranajes de una industria que conozco porque, por cosas del azar, tuve la oportunidad de educarme y trabajar con ellos.

Es un negocio de grandes inversiones y, por tanto, de altos riesgos. Y hasta que no entendamos cómo funcionan, y nos acoplemos a los esquemas técnicos y mentales de los productores de Hollywood, no seremos el “gran destino” que queremos ser para ellos. Jamás.

¿Por qué protegerlos y hasta mimarlos? No seamos ingenuos, necesitamos ese dinero de ellos, que es ganancia para nosotros; como ellos también necesitan de nosotros pues vienen aquí a ahorrar cash, que es también ganancia. Es simbiótico el asunto.

Lo que han hecho no se puede traducir en prejuicio hacia un país por violencia o criminalidad, porque eso está en todas partes, EE.UU. incluido. Se trata de salvaguardar los intereses de sus negocios.

Lo que ha sucedido no implica que el país se ponga de rodillas, pero tampoco que debemos crucificarlos sin entender sus razones.

Hay que tener presente algo muy importante: cuando Netflix dice que aquí no hay seguridad para sus producciones, se refiere a aquellos que están llamados a protegerlos: el gobierno con su política de incentivos fiscales. Porque si ellos son capaces de hacer cine de alta calidad en su propia nación, donde la violencia puede ser de la peor, aleatoria, ¿cómo filman con seguridad? Creando condiciones en cada Estado que permitan proteger de cualquier evento, hasta de rumores, un rodaje.

¿Hay culpables particulares en el caso Netflix? No lo creo. Pero sí hay una razón: la misma que expuse hace casi diez años. Nosotros, todavía en pañales, creemos que podemos atraerlos con sonajeros cuando lo que hace falta es la implementación de una política bien articulada que nos permita darles la seguridad y las garantías que piden.

Las grandes producciones no han venido en masas como se pronosticó porque lamentablemente, con el caso Netflix, el tiempo me ha dado la razón.

CONTEXTO Rodajes. La Dirección General de Cine (DGCINE) confirmó que los ejecutivos de Netflix decidieron cancelar cualquier posibilidad de rodaje en el país.

Argumento. Netflix alega razones de seguridad, tras las muertes de turistas extranjeros en el país, lo que DGCINE niega.

Posición. Yvette Marichal, cabeza de la DGCINE,

lamentó la situación, ya que la producción implicaba entre 500 y 800 millones de pesos, que dejan de ser percibidos por los dominicanos.

Yvette Marichal, cabeza de la industria del cine en RD.

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