“Dos mejor que una”
Romance de Santo Domingo a Galicia
Las historias de amor con distancia y años en el medio son apasionantes. Esas en las que se vivió algo y luego, por algún motivo se dejó a un lado, pero con el sentimiento intacto.
Lo supo plasmar, por ejemplo, Fernando Trueba en “Chico & Rita”, y esto a pesar de que era en dibujos animados, lo que la hace mucho más importante. Algo parecido a lo vivido por los personajes de esa le pasa al personaje de Freddy Ginebra en “Dos mejor que una”, que en realidad se llama “Sol y Luna”, pero como un gancho para llamar a más público, se le ha puesto el sobrenombre que escribimos primero.
Lo que quería plantear José Enrique Pintor “Pinky” en esta ocasión era una buena idea, solo que llevada a la pantalla con menos suerte de lo que pudiera haber sido.
La historia arranca cuando Luciano (Freddy Ginebra), un anciano gallego, le encarga a su nieto Javier (Frank Perozo) que le entregue unas cartas a Altagracia, una dominicana con la que tuvo un romance y que le dejó el corazón roto cuando lo abandonó y se fue a Galicia.
Con esta acción intenta cerrar décadas de odio para no morir con ese sentimiento dentro. A lo que acude Javier, porque está haciendo un documental sobre la inmigración, inspirado por su abuelo, quien dejó su tierra para adoptar la nuestra.
Allí se encuentra con Sol (Nerea Barros), nieta de Altagracia, con la que, cómo no, entablará una apasionada relación amorosa.
Esta es la primera parte de la cinta, que se desarrolla en Santiago de Compostela; la segunda será entre Santo Domingo y Punta Cana, y de esta manera se aprecia el contraste de la imagen, la primera gris y húmeda, la segunda llena de luz y caliente. Los personajes femeninos se mueven según sus nombres, ya que el carácter de Sol, que es la española, es más caliente que el de Luna (Dalisa Alegría) que es la dominicana.
La primera es independiente, cálida, que hace lo que sus deseos le dictan y que no necesita ataduras.
La segunda es lo contrario. Una chica que se muestra en todo momento seria y enfocada en responsabilidades y sobre todo en el problema que tiene con su novio, y en ese sentido se comporta como las acosadoras, insoportables e inseguras de las que viven en el universo fílmico de Roberto Ángel Salcedo.
“Sol y Luna”, así como son de distintas ellas, así son las dos partes del filme, que en la parte española funciona como una historia romántica, y en el segundo una comedia de enredos, con Javier tratando de sobrevivir a tener “Dos mejor que una”.
El epílogo es muy bueno, que deja todo sin que se sepa qué es lo que podría sucederle a los personajes, pero no puede salvar el desenlace que se había plasmado antes, y que se mueve entre lo cursi y ribetes del discurso feminista.
De las actuaciones, la parte española sobrepasa a la dominicana, salvo por Micky Montilla, quien junto a Manuel Manquiña es el escape humorístico de la película.