MÚSICA
Multitud despide a Anthony Ríos
El lanzamiento de globos negros y un minuto de aplausos en un momento del sepelio de Anthony Ríos marcaron el sentir de un pueblo que despidió con la misma pasión que el “Loco Kinder” (como le llamaban sus conocidos) siempre sintió por su Hato Mayor querido, donde quiso descansar para siempre.
Ayer, en el cementerio municipal no hubo alegría, como él pidió que fuera su despedida. Por el contrario, las lágrimas corrían por los rostros. Sus compueblanos, al igual que su expareja Yolandita Monge, se resistían a verlo como “señor del pasado” (la canción que ella le dedicó en aquellos tormentosos años de amores).
Yolandita no se despegó del lado de la cripta, donde era colocado y cerrado el ataúd y como una verdadera “señora tristeza” no podía ocultar las lágrimas ante la explosión emocional de Carolina, hija del artista, a quien consolaba, en una apuesta común o “por las dos”.
El último adiós del Kinder (así le decían sus cercanos) fue de gran calidez. Su fraternal amigo, el arquitecto Omar Ramírez leyó el panegírico de siete hojas, con la profundidad que le hubiese pedido “El Loco”.
El senador Rubén Darío Cruz anunció que gestionará que una calle local lleve el nombre del artista, así como la Casa de la Cultura, en construcción, lo que ganó aplausos de la multitud.
Antes de su sepultura se le dieron dos vueltas al parque Mercedes de la Rocha de Hato Mayor, con su ataúd, como había pedido en vida, y Matías Troncoso había cantado tres de sus canciones, que también fue su anhelo, y se coreó un “¡Anthony Ríos, vive!”.
Con el candente sol, pasadas las 2:35 de la tarde del jueves, se cerraba en un nicho, el cuerpo físico de quien supo calar durante 50 de sus 68 años en el gusto popular, con diversas facetas, sobre todo la de cantante del amor.
Ríos, que vivió a su manera, fue despedido con globos negros, que parecían devolverse en medio del minuto de aplausos, al ser lanzados al aire, como tributo de su pueblo.
La gente le demostró el cariño esperado, aunque pocos artistas acudieron al cementerio. Marcos Caminero, Sergio Hernández, Ramón Pastrano y George Rodríguez se contaron entre los presentes.