LA PLACITA
Actor Julian Gil debe borrar mural de Puerto Rico en su restaurante en Miami
Los propietarios del restaurante La Placita, entre ellos el actor Julian Gil, deberán borrar un inmenso mural en honor a Puerto Rico que se ha elaborado en el local, ubicado en el distrito MiMo de Miami, informan hoy medios locales.
El exterior de La Placita, que tenía previsto abrir el viernes, ha sido decorado con una inmensa bandera de Puerto Rico hecha por el artista boricua Héctor Collazo Hernández, pero las autoridades de la ciudad señalan que sus propietarios no pidieron permiso a una junta de preservación histórica de la ciudad.
La Placita, proyecto para el que Gil se unió al chef puertorriqueño José Mendín, se ubica en el llamado Distrito Histórico MiMo, en el norte de la ciudad y sembrado de edificios y estructuras de estilo modernista, construidos entre los años 1945 y 1965, y en donde en los últimos años viejos moteles han sido reformados y convertidos en hoteles boutiques.
La bandera, para la que se empezó a trabajar desde la mañana del jueves con ayuda de varios voluntarios, motivó las quejas de un grupo de propietarios de casas y negocios en la zona que realizan recomendaciones a la junta para preservar el carácter del área
"Ahora es un problema de cumplimiento de código", dijo al diario Miami Herald Vickie Toranazo, una planificadora de preservación histórica para la ciudad.
Según declaró a este medio el director ejecutivo del restaurante, Joey Cancel, el negocio no incumple las normas del distrito dado que es un edificio construido en 2009 y recibieron además un permiso especial para hacer el mural, obra que costó unos 25.000 dólares y forma parte del proyecto de Hernández "78 Pueblos y Una Bandera".
Cancel agregó que nunca fueron informados de que la obra podría quebrar alguna norma local, pero funcionarios de la ciudad señalan que debieron haber presentado la idea para su aprobación al Departamento de Planificación de la ciudad y a la junta del distrito MiMo.
De acuerdo a la portavoz de la ciudad Stephanie Severino, los propietarios tienen 30 días para resolver el conflicto y, probablemente se les pida que borren la bandera y restauren el color original.