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Jesús Adrián Romero en un concierto de adoración

TRAS CINCO AÑOS de ausencia en los escenarios dominicanos, el cantautor mexicano se reencontró con sus seguidores, quienes los recibieron con gritos y aplausos cuando la música dio paso a su esperada participación.

A Jesús Adrián Romero le cambió la vida de la noche a la mañana. Su vida fue transformada cuando Dios cambió su perspectiva del futuro, convirtiéndose en uno de los artistas cristianos más conocidos de habla hispana.

La noche del sábado, el cantante y compositor mexicano volvió a reencontrarse con el público dominicano, después de cinco años de ausencia, en un emotivo concierto.

El intérprete y fundador de la compañía discográfica de música cristiana protestante “Vástago Producciones”, volvió a marcar su territorio al llenar a toda capacidad el Palacio de los Deportes Virgilio Travieso Soto. Fue una noche de adoración, gracia, júbilo, testimonios y hermosas canciones, teniendo como esencia la presencia de Dios a través de cada alabanza.

Desde las 8:00 de la noche, cuando se inició el concierto con la participación de la contraparte dominicana, la artista cristiana Isabel Valdez, quien interpretó tres de sus temas más aclamados, se empezó a sentir una atmósfera de espiritualidad y gratitud con el Señor por aquel momento.

El recinto había alcanzado su máxima capacidad, mientras que el público no paraba de adorar y cantar las canciones de la artista.

Al tiempo que también subió al escenario Melissa Romero, hija del cantautor mexicano Jesús Adrián Romero, con las canciones “Sólo dije que sí” y “Quiero volver”.

Faltando solo minutos para las 9:00 de la noche hizo presencia el tan esperado ícono cristiano, Jesús Adrián Romero, que al reencontrarse con sus seguidores fue recibido con gritos y aplausos cuando la música dio paso a su esperada participación.

Durante poco más de dos horas, Romero realizó un recorrido por sus más importantes momentos musicales, así como sus testimonios de su vida, los cuales fueron parte importante para convertirlo en uno de los más influyentes artistas de la música cristiana en Latinoamérica.

Acompañado de una banda de cinco músicos y un corista, Jesús Adrián inició la noche de adoración con temas como “Aquí estoy yo”, “Ayer te vi”, “El aire de tu casa”, “Se acaba todo” y, con la ayuda de la tecnología en pantalla gigante, junto a Alex Campo, interpretó “Razones pa’ vivir”.

“Yo era un hippie con el pelo hasta mi espalda, jeans rotos y él me alcanzó, y de la noche a la mañana mi vida fue transformada.

Me cambió la perspectiva del futuro totalmente, no tenía idea de las cosas que Dios iba a hacer en mi vida”, testificó en una de sus intervenciones al público.

A mitad del concierto Romero hasta de despojó de su saco para pedirle al público que se pusiera de pie para cantar y bailar uno de sus movidos temas “Quiero vivir pegado a ti”, y lo logró, porque fueron muchos los que se motivaron a salir de sus lugares para moverse al ritmo de la música.

Y como no todo fueron alabanzas, puesto que el artista mexicano se caracteriza por unir la prédica con sus canciones, Romero dedicó un momento especial para expresar algunas de sus vivencias y testimonios que le inspiraron a escribir la mayoría de sus temas.

Frases como “si la gente ve algo en mí, es un reflejo de Jesús”, “todo lo hago por su gracia” centraron el mensaje que ofreció antes de cantar “Es por tu gracia”, seguido de “No es como yo” con el que muchos espectadores cerraron sus ojos para cantar a plenitud.

Pasadas las 10:00 de la noche, Romero ya había cantado “Mi vida sin ti”, “Vengo hasta la cruz a rendirme” y cuando iniciaba con “Que seas mi universo” algo inesperado pasó y fue que un caballero del público aprovechó esa canción para pedirle matrimonio a su prometida, acto que cautivó al artista y hasta él paró de cantar por unos segundos para contemplar aquel acto romántico.

Luego se vivió otro momento tierno y fue cuando Romero hizo pasar, otra vez, a su hija Melissa para contar al lado de ella el testimonio de cómo educó a sus hijas y que no se quería apartar de ellas, pero sabía que algún día se irían de casa, al tiempo que interpretó el tema que les escribió “Princesas mágicas”, mientras eran proyectas imágenes de ellas desde su nacimiento hasta la juventud.

Uno de los testimonios que más estremeció al público fue el que narró acerca de cómo logró que su padre, quien había tenido una crianza sin afecto, le dijera que lo ama y le abrazara. “Un día fui a donde estaba y le reproché porque quería a mis otros hermanos más que a mí, y le pedí que necesitaba que me diga que me ama y un abrazo fuerte”. A lo que interpretó el sencillo que surgió de esa experiencia “Me dices que me amas”.

Faltando minutos para la medianoche, Romero volvió a pedir al público ponerse en pie para cantar “No necesito mucho”, con la que agradeció y despidió al público saliendo del escenario; al instante las luces fueron apagadas y como era de esperarse muchos empezaron a salir, pero la mayoría gritaba a una misma voz “otra”, “otra”.

Y como un acto de magia, Romero regresó al escenario y cantó “Eres el brillo de mis ojos”, y no solo esa sino que para complacer a la multitud que se aglomeró en frente de la tarima para grabarlo por última vez, los complació con su contagioso tema “En la Azotea”, después de unas dos horas y media de presentación.