TEATRO

La "meca" argentina de la escena adopta el concepto de microteatro madrileño

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María Paulina RodríguezBuenos Aires, Argentina

Desde Madrid a Buenos Aires, centro artístico de Argentina, llega el Microteatro por Dinero, un concepto que mezcla cultura y gastronomía para acercar el espectáculo a los menos aficionados, al tiempo que se convierte en un espacio de encuentro y experimentación para los artistas.

En un antiguo prostíbulo cercano a la Gran Vía madrileña, 50 artistas fundaron en 2009 Microteatro por Dinero. Ocho años más tarde, tras expandirse en 10 ciudades de Iberoamérica, la marca se asienta en Buenos Aires en las obsoletas instalaciones de una redacción periodística porteña.

"Microteatro es la nueva tendencia para acercar el teatro a la gente y para los más experimentados es un espacio de experimentación y un lugar de encuentro", asegura Julieta Novarro, impulsora del proyecto en Argentina junto con Pablo Bocci.

El encanto de este lugar reside en que se pueden apreciar varias obras de teatro "muy cortas (de unos 15 minutos) y de muy buena calidad" mientras se toma un trago, además de poder comer algo inmerso en un ambiente pintoresco en pleno barrio de Palermo, explica otra curadora de Microteatro, María Figueras.

Como ocurre en el resto de salas de la compañía, el visitante puede picar algo en el gastro-bar y tomar un vino al lado de artistas de la talla de Dante Spinetta, Fito Páez y Lito Vitale en un distendido ambiente.

Y en cuanto las pantallas anuncian el inicio de las obras, los asistentes hacen cola para entrar en las salas, si quieren con copa en mano.

A diferencia de España, donde los espectadores consumen una media de dos obras, según cuenta Figueras, los espectadores argentinos suelen ver hasta cuatro obras por noche.

El proceso de selección de las obras comienza con la lectura, por parte de la organización, de unos 250 libretos, de los que se eligen las 18 micropiezas que se exponen en las seis salas del local cada mes.

"Quince minutos pueden ser realmente largos o muy cortos si son avasallantes", acierta Novarro, que desde el principio apuesta por la calidad y trabaja con su equipo para que cada obra "alcance su máximo exponente".

Por eso cuando leen las obras buscan historias "muy simples" pero con un "desarrollo contundente" y "cierta "espectaculiaridad", lo cual aunque parezca fácil, reconocen que no lo es.

Microteatro Buenos Aires baja y sube el telón cada mes para exponer un decorado y una temática distinta.

"Tratamos siempre que sean directores, actores o autores muy distintos, para que la temática tenga 18 miradas muy diferentes sobre el mismo eje temático", explicó Figueras.

Algunos de los que se atreven a "experimentar" este estilo como directores son jóvenes actores como Peter Lanzani, u otros más experimentados como Pablo Novak, quien asegura que las obras que se exponen en las salas son "explosivas".

Novak, que cuenta con una extensa carrera en el cine, la televisión y el teatro y ha dirigido cuatro obras en el Microteatro porteño, explica que la gente de la escena escribe, dirige y hasta actúa en este local "porque les copa (les gusta) lo que pasa".

"Tener a la gente a medio metro no permite malos actores o malos textos porque estás mucho más expuesto que en un teatro grande donde la gente la tenés a 50 metros", añadió el reconocido actor.

Novak, que se desenvuelve con facilidad en este estilo, "siempre" vivió como un "pecado" que las obras fueran tan extensas en un mundo donde, relaciones y hasta audios de Whatsapp, tienden a ser efímeros.

"Hay una tendencia a consumir entretenimiento más corto y está bien que esa relación la podamos tener con el teatro", considera Novarro, que con su equipo consiguió en julio el récord de 22.000 visitantes.

Las curadoras reconocen orgullosas que a pesar del "desafío" que supuso apostar por este formato "en la meca del teatro independiente", como definieron Buenos Aires, han sido capaces de hacerse un hueco y "con mucho nivel".