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#Días Musicales

Según las historias compartidas del merengue de guitarra y la bachata

La bachata cuenta una historia fascinante. De plano, como género musical representa la banda sonora de los tránsitos culturales más característicos entre campos y ciudades, entre el siglo pasado y el presente. Tanto por sus hazañas socioeconómicas, como por las importantes trayectorias de sus exponentes, en su composición socio-musical coexisten algunas variables de la historia que también cuentan mucho, pero que no se cuentan.

Como bachata, se reconoce a un género musical de mediados del siglo pasado, que se populariza gracias a la radio difusión. Toda una discografía hace referencia a sus inicios en la década sesenta. Bachateros como Eladio Romero Santos, Edilio Paredes, Ramón Cordero, Blas Durán, Luis Vargas, Anthony Santos, Raulín Rodríguez, El Chaval, han sido también los mayores cultores de un estilo de merengue de guitarra, mediante el cual podemos inquirir esas otras historias de la bachata y de las bachatas.

Como bachatas, en plural, han sido referidas aquellas fiestas de enramada en las cuales transcurría la vida criolla, rural, mulata; es así como conocemos que en el ambiente bailable de las fiestas tradicionales del campo, sonaban junto a los ritmos de instrumentos de percusión las cuerdas, y posteriormente el acordeón, lo que se configuraría posteriormente en dos géneros musicales populares que en realidad nacen de la misma raíz junto a varias expresiones tradicionales: el merengue de cuerdas y el perico ripiao o merengue típico, y sus respectivas variantes de la bachata y el merengue comercial.

Pero ¿qué tienen en común las bachatas y la bachata? La guitarra, sin duda. En las fiestas, bachatas, fandangos o guateques, las cuerdas y los atabales se fueron haciendo acompañantes habituales de las coplas y décimas del campesino, desde el Santo Domingo Colonial se fue estableciendo este acto social, de lo que tenemos referencias gracias a la literatura dominicana, la pintura y los estudios de la música popular. Siglos de asimilaciones culturales y dinámicas sociales que tienen resonancia en nuestra sociedad actual, esta historia de la guitarra dominicana cuenta con un capítulo interesante que comparte episodios no solo con el merengue, sino con varios estilos musicales folclóricos.

Comprender la música en este contexto de divertimento, es comprender las dinámicas culturales locales y así des-construir una ideología nacional en torno a un solo ritmo, porque en cada región del país se fue haciendo propia esta gran historia musical. En esencia, somos un pueblo de cuerdas y tambores, pero acostumbrados a un relato unilateral, merengue-centrista, sobre todo desde el Cibao a la capital se han subordinado las identidades.

Luis Días afirmaba en un evento en el año 2002 denominado “Bachata Ompló”, que lo que hoy llamamos bachata no es más que ese merengue de guitarra del pasado, cito: "El merengue que ha trascendido hasta hoy no es el merengue típico ni merengue de orquesta, sino el merengue de guitarra que es parte de la “bachata”, que es algo que no se ha tomado en cuenta. La gente erróneamente cree que eso es “perico ripiao”, pero es en realidad “Merengue de Cuerdas”, de cuando no había otros instrumentos como el saxofón, la trompeta o el clarinete, que no se introducen hasta 1916, con la llegada de los norteamericanos en la primera intervención al país. (…) no obstante, la guitarra va recuperando también terreno y así vemos que, alrededor de 1960, este instrumento (incluyendo la guitarra eléctrica) empieza a absorber todos los estilos populares que se escuchaban en la radio".

En este evento organizado por el Centro Cultural de España y del cual se publicó un CD dentro de un pequeño libro, Luis “El Terror” entendía lo que pasaría con los bachateros “Siempre afirmé que estos personajes algún día se apoderarían de la expresión dominicana, musicalmente hablando. Y esto es exactamente lo que ha pasado" (páginas 80 y 81).

En esta lógica podemos entender nuestra música como un todo cultural; de hecho, en la discografía de merengues de guitarra de algunos bachateros, “las tiraderas” o batallas de mambo son también una muestra de las coplas de desafío, al igual que la métrica y acento de estilos del lenguaje campesino también, que es tema para otro tipo de especialista.

Las dinámicas musicales de la isla son transversales, y es necesario verlas no solo como focos sonoros. La guitarra es el instrumento que gracias a la bachata ha llegado hasta este siglo, recordándonos su rol tan significativo en la composición social de la música popular dominicana, nos cuenta una historia viva, y eso es lo que cuenta. www.rossydiaz.com