UN PUNTO DE VISTA
"¿Aló, Dios? ¡Habla Eva!" roza lo antirreligioso en clave de humor femenino
Es una historia de las Eva(s) más allá del cielo, en mundos paralelos en los que el amor es el motor de la situación y el anhelo de las mujeres son la vértebra de la trama
Son pocos los directores que me seducen a la hora de ir al teatro, pero en el caso del joven y talentoso director Ramón Santana, con su más reciente propuesta ¿Aló, Dios? ¡Habla Eva! Nuevamente ha hecho que salga de mi comodidad. Eva, el tema era tentador: narrar la creación de la primera mujer a través de su propia protagonista y sin Adán. Y como bonus track que la primera mujer, sea Georgina Duluc. ¡Dios mío!
La obra roza lo antirreligioso en clave de humor femenino. Narra la historia de una Eva vieja que después de muchos años, aparece en un futuro no muy lejano, en una antesala o sucursal del cielo, luego, de un tiempo de espera, pide una audiencia con Dios.
Eva, después de ser la nuera del Dios creador, pasó a ser una mujer insurrecta, cuando no una feminista del grupo #MeToo (a Dios gracias), lo cual sin duda en aquella época era algo peor que ser la chica de Adán. Lo más probable es que esa doble condición de mujer pecadora y rebelde.
Lo que, si nos queda claro que es una historia de las Eva(s) más allá del cielo, en mundos paralelos en los que el amor es el motor de la situación y el anhelo de las mujeres son la vértebra de la trama. Ramón Santana se ha tropezado con una actriz como Georgina Duluc, y, Duluc ha encontrado a un director en Santana. Una dupla maravillosa sin duda alguna. Georgina ha realizado un trabajo interpretativo con honestidad ha hecho suyas las palabras del texto de Marcela Girón y Guillermo Canache, y se ha llevado el personaje a su terreno, a la comedia.
Esta propuesta nos ofrece una reflexión avispada sobre la rebeldía y la manera de escapar de lo religioso más no de lo espiritual. No debemos olvidar que el teatro sirve para reflexionar, meditar y repensar si las mujeres son el sexo débil de estos días o si Eva es la más fuerte de todas, por los siglos de los siglos. Amén.
El dispositivo escénico es total, un árbol metálico en medio del escenario. Para evitar que el espectador no se pierda en el Paradise Enterprise de saltos de unos años a otros se proyecta un cielo abierto para marcar espacio y tiempo. La duración de la puesta es de una hora y media en las que hay otros elementos fundamentales como lo es, la música y la iluminación.
Este monólogo, se extenderá hasta el próximo fin de semana (del 13 al 15 de abril en la Sala Ravelo del Teatro Nacional), plantea dudas sobre la existencia de la humanidad: ¿nuestras vidas están predeterminadas por un destino o somos nosotros, con las decisiones que adoptamos, los que decidimos? ¿El futuro se va dibujando a medida que elegimos una u otra opción? ¿Existe una realidad paralela para cada una de las decisiones que hemos desestimado? Santana reconoce que él no cree en la religión, pero le interesa explorar sobre una serie de dilemas que están ahí, “Jehová dijo a la mujer: “¿Qué es esto que has hecho?”. A lo cual respondió la mujer: “La serpiente...ella me engañó, y así es que comí”.
Sobre esas preguntas y sobre el libreto ha estado trabajando la actriz. Eva se adentra en un laberinto de pensamientos confusos y caóticos en los que consigue viajar en el tiempo, regresar al edén y al origen del pecado. ¿Y qué importa ser pecadora si a veces las impías son quienes corren con mejor suerte?