TEATRO
12 obras que marcaron la escena dominicana
En las líneas que siguen trataré de ofrecer otro panorama general como lo hemos venido haciendo todos los años, que dé a conocer una segunda u otra Antología Teatral Dominicana vista durante el año que acaba de culminar como lo fue el 2017.
Ahora entrando en materia, les dejo el listado de las doce obras que por uno o varios motivos me hicieron seguir creyendo en el lenguaje extraordinario de la teatralidad.
1.- Yago, yo no soy el que soy, basada en el clásico Otelo de William Shakespeare. Producción: Compañía Nacional de Teatro de RD. Versión libre y dirección: Fausto Rojas. Esta puesta en escena es un ejemplo de una cierta dinámica que ha apelado al exigirle al actor a tomar prestado otras formas de actuar, ciertos estilos, gestos específicos. Se sirve del impulso físico y discursivo de los personajes con los que está en conflicto; juega el juego del otro para rebatirle más eficazmente esa situación lúdica y de allí, crear un lenguaje altamente plástico y expresivo. Comprobación del cómo la técnica incide en el lenguaje y este en un sentido significante para el trabajo y por extensión, al espectador.
2.- Esperando a Godot de Samuel Beckett. Producción: Patricio León Producciones. Dirección: Manuel Chapuseaux. La puesta, llena del planteamiento paradójico que obliga al espectador a cerrar, con su juicio, el final de esta pieza.
Desde la composición espacial pasando por la ubicación de los pocos elementos escénicos que la conformaron, desde el técnico desempeño actoral Pepe Sierra y Patricio León, quienes lucieron excepcionales por saber apelar y emplear cabalmente su dilatada sabiduría histriónica en función del desafío compositivo para este reto actoral.
3. Banco de Parque, de Alexander Gelman. Producción: Teatro Mandrágora. Dirección: María Castillo. Ambos consagrados se integran en una acción dinámica para defender la verdad del teatro. La propuesta que ofrece la dupla María Castillo-Manuel Chapuseaux, revelan la labor de maestría que sostiene la puesta, en busca de una expresión propia y no solo conectada con la identidad dominicana, sino que va más allá y rompe los límites espaciales.
5.- Terapia de Martín Giner. Resolución de puesta en escena y versión adaptada por Noel Ventura para Producciones Noventu. Propuesta independiente con rigor, precisa, bien delineada en ritmo y planta de movimientos, que atrapa y densifica las atmósferas a fin que de ella se emane un sentido de fuerza y un acento lúdico que envuelve y otorga fluidez al tiempo de representación, a través de las historias y de la honestidad de dos jóvenes actores Noel Ventura y Isaac Núñez que defienden muy bien la escena y que estoy seguro, desde mi punto de vista, que ambos tienen un futuro prometedor en las tablas o al menos eso espero.
6.- Tiempos de mangos verdes. Pieza escrita y dirigida por Miguel Espinoza Landes para Utopía Teatro (Santiago de los Caballeros). Hay en esta propuesta un buen sentido de la narración escénica, con un ritmo teatral que se aleja de toda comedia ligera o estridente, incluso siendo clara con su discurso.
De tonos sombríos en sus escenas, la puesta en escena, tan geométrica y formalista, ayuda a transmitir esa necesidad de mirar los hechos directamente, apostar por la verdad.
7.- Alerta Roja, de Elizabeth Ovalle. Dirección: Basilio Nova para Fundación Absoluto Teatro. La historia de estas tres mujeres, interpretadas por la actriz Elizabeth Ovalle que sólo piden su oportunidad y algo de dignidad, la narra Basilio Nova con correcto atino de director que sabe lo que hace sobre la escena, pero esas perfecciones son proporcionadas con una mirada llena de conciencia, agilidad y viveza teatral, surgiendo entre las sonrisas alguno que otro hecho reflexivo arrancado de esa actual realidad dominicana deteriorada.
8.- Run Rún, de Miguel Espinoza Landes. Producción: Utopía Teatro (Santiago de los Caballeros). Dirección: Creación Colectiva. Su trama sencilla, expone varias micro historias que se van hilando entre sí, cuyas fronteras quedan separadas más por la intolerancia de sus hombres y mujeres de lo cual causa la ruptura de sueños y esperanzas. Solo el cariño y la tolerancia del otro harán que la reconciliación sea ese vínculo transcendental para vivir en una sociedad mejor y más armónica.
9.- Cyrano de Bergerac, petit format que ha contado con la actuación y la adaptación dramatúrgica de Lorena Oliva, basada en la obra de Edmond Rostand. Producción: Teatro Lorena Oliva. Dirección: Manuel Chapuseaux. Trabajo de puesta en escena llena de sinceridad tanto para los aspectos formales de los elementos que integran lo visual como lo minimalista del espacio y el uso de máscaras para recrear los otros personajes.
10.- Bony & Kin, de Carlos Canales. Producción: Benny Ferreiras. Dirección: Ramón Santana. El resultado final, es todo lo contrario a una pieza fortuita, gracias al ojo crítico del dramaturgo boricua Canales para precisar y revelar los males de la sociedad contemporánea, quien fue capaz de anticiparse, a través de la sátira, a la lamentable situación mediática actual.
Su desnaturalizada perspectiva de la realidad nos devuelve un retrato ácido sobre la prensa amarillista televisada, verdadero narcótico de la sociedad actual del espectáculo.
11. Inadaptados, escrita y dirigida de Richarson Díaz. Producción: Patricio León. Con un matiz musical, hecha con convicción, incluso con estilo en ciertos momentos, salpicada de escenas sugerentes. La obra destaca pese a tramos de inverosimilitud, por provocar una empatía poco común en teatro actual, que nos devuelve a una concepción pasada en arte teatral donde lo más importante era el conflicto.
Ese es el gran mérito, la descripción de la figura del espectador contemporáneo y su influencia o, lo que es lo mismo, la plasmación con brocha gorda de los roles latentes en nuestra sociedad y, por desgracia, su triunfo.
12.- Escuela para mujeres de Carlos Castillo. Producción: Raeldo López. Dirección. Ramón Santana. Logró ser sintetizada desde el escrito que permitió urdir un texto sobre las mujeres, donde el Dr. Amor, es quien se erigió como el portador de la voz femenina, y le trae los mejores consejos para que las mujeres vivan a plenitud sus relaciones sentimentales. Desde este texto gratamente escenificado por Santana pudimos constatar un trabajo pleno de sentido y con una potencia de significados sobre el escenario.
Me he permitido incluir fuera del listado, un bonus-list que están fuera de los doce aciertos seleccionados, aunque considero que deben tener un lugar y una mención especial para conformar esta colección de las artes escénicas dominicanas.
Valen la pena destacar:
Defilló obra de Marianela Boán. Producción: Compañía Nacional de Danza Contemporánea de RD. Coreografía inspirada en la obra de Fernando Peña Defilló. Una pureza recurrente en un escenario atrapado en toda su delicadeza visual, como reducto del mundo, del origen del dominicano, que no es tanto el expectante trazo de la obra Defilló como una forma de vida extinguida y otra que debería extinguirse.
Amigas desgraciadas, de Hugo Daniel Marcos. Producción y dirección: Niurka Mota. Es un teatro de situaciones, que comunica significados y códigos qué nos dice que la comedia inteligente está ahí para agitar y dejar esa reflexión, haciéndonos preguntas más que salir con respuestas.
Tres del autor español Juan Carlos Rubio. Productores: Natacha Rojas y Haffet Saba de Marchena. Dirección: Richarson Díaz, concretaron un espectáculo que, con sincera sorpresa, me hizo no solo reír sino la cual supo también demandar entrega natural y sincera a la plantilla histriónica compuesta por Evelina Rodríguez, Hony Estrellla, Laura Leclerc y Joséguillermo Cortines, que con su capacidad de desenvolvimiento fuese capaz de fluir con esa espontaneidad y verdad que uno reconoce en las tablas.