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DESDE LA ÚLTIMA BUTACA

La hija natural

Leticia Tonos es una realizadora en pleno proceso de formación. Ya conoce el entramado técnico del cine. Lo ha estudiado. A diferencia de la mayoría de sus compatriotas que ahora hacen “películas” en República Dominicana, no hace las cosas al vapor. Como artista, acierta y se equivoca. Esa es la ley para los que trabajan. Ella se mueve de un lado a otro, tanto detrás de la cámara como en la sala de edición. Está convencida de que ha elegido una profesión que no es fácil, llena de “pescadores en río revuelto”. Mucho más, para una mujer como ella, que rechaza el facilismo. En materia de arte, hay que pensar primero en la calidad, y luego en el dinero. Y Leticia Tonos lo tiene claro, por ello se mueve con prudencia, a pasos lentos, pero firmes, en una sociedad donde la mayoría de las propuestas cinematográficas están invadidas por el populismo ramplón.

Leticia Tonos recién ha iniciado su carrera, a la cual se le augura un desarrollo promisorio. Lo ha hecho con dos películas que, a pesar de logros y traspiés, han llamado la atención.

Junto a su seriedad profesional, en “La hija natural” y “Cristo Rey” (ésta última con más desaciertos que en su primera, se evidencia un desbalance entre inicio y final, como si todo su esfuerzo cediera ante la prontitud por el cierre.

Dicho de otra forma, uno de los problemas de sus películas está en el final que propone. O la manera poco reflexiva a la hora de concluir sus guiones. En “La hija natural” su aceptable dirección de actores no estuvo a la altura del “happy end”, inventado tal vez a manera de exceso de originalidad. En esta película descuella el protagonismo de Julieta Rodríguez junto a Víctor Checo y Dionis Rufino, junto a un Frank Perozo que alcanza un momentos memorable de su carrera (como el dueño del bar del pueblo). Junto a ellos se insertan personajes “pintorescos” y otros demasiado lights (Andrés “Velcro” Ramos) quienes parecen atados dentro de ellos mismos; ingenuos, asombrados ante la cámara, como si trabajaran para “posar” frente a la cámara.

“La hija natural” se acerca a temas fundamentales de la cultura dominicana vinculados a las creencias sobrenaturales y a la mitología popular. Leticia Tonos los enfrenta con un aceptable ritmo cinematográfico y una cámara capaz de lograr reflejos ambientales y personajes que se digieren con altura. Si su película decae es por esa suerte de improvisación convencional de algunos de sus actores y el atrevimiento de la directora de escribir y dirigir al mismo tiempo su primer largometraje. Eso se palpa cuando en determinado momento el filme aburre por su previsibilidad.

Sin embargo, el valor de las actuaciones (sobre todo de la protagonista) y el acertado manejo de la cámara, convierten a esta ópera prima, con sus brillos y lunares en un material que puede salir a exhibirse por el mundo.

Tiene defectos, es cierto, pero nadie puede negar que Leticia Tonos ha hecho una película. Y dominicana, por cierto.

Ficha técnica País: República Dominicana. Año: 2011. Duración: 97 minutos. Dirección y guion: Leticia Tonos. Reparto: Julieta Rodríguez, Víctor Checo, Dionis Rufino, Frank Perozo, Andrés Ramos, Héctor Sierra y Gastner Legerme. Sinopsis: Un aparatoso accidente destruye la casa donde vive María. Ella va a en busca del padre que la abandonó, pero allí encontrará un enigma sobrenatural en el que tendrá que sumergirse en busca de la verdad.

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