DÍAS DE CINE

XVIII Muestra Internacional de cine de Santo Domingo

La cinta del chileno Pablo Llarraín “El club” forma parte de la cartelera que este año nos trae esta nueva versión de la Muestra Internacional de Cine de Santo Domingo

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Armando Almánzar R.Santo Domingo

Si vio usted la excelente película “Spotlight” sobre el problema de la pedofilia entre los sacerdotes católicos, de inmediato lo relacionará con este film del chileno Pablo Larraín, “El Club”. Pero, si dejamos de lado el tema central y observamos cada obra en su estructura y en su muy particular enfoque, también tendrá que convenir en que ambas son por completo diferentes y, más, que el filme de Hollywood tiende a llamar más la atención sobre el tema enfatizando en el escándalo internacional, porque eso le conviene desde el punto de vista de la taquilla.

Pablo Larraín no anda por esos predios. Su cinta es intimista, cerrada, oscura en sus revelaciones, pero aún más chocante que la norteamericana porque su enfoque es directo, porque nos muestra de manera frontal eso que está sucediendo haciéndonos comprender lo mismo que la otra: que estamos ante una institución de nivel mundial cuyas ramificaciones están podridas y amenazan con pudrir todo lo que se le acerque, muy en especial los más indefensos: los niños.

Intimista el filme de Larraín porque nos introduce en una simple casa en un lugar extraviado de la geografía chilena, porque nos da a conocer a esos que viven en ella y que no están porque les guste sino porque han sido enviados allá para apartarles de la sociedad. Varios sacerdotes pedófilos, corrompidos hasta los tuétanos viven allí, cómodamente, atendidos por una monja.

¿Es acaso eso que viven un castigo? Claro que no, lo que hace la alta jerarquía es aislarlos tanto para apartarles de la tentación por contacto, como para sacarles del medio y evitar un enfrentamiento con la Justicia, no tanto porque les importe tanto que sean castigados como por esquivar el escándalo, otro de los tantos pero que, en Latinoamérica no han sido aireados como en Estados Unidos.

Muy bien llevada la sórdida historia por Larraín; estupendas, soberbias interpretaciones de Alfredo Castro (Padre Vidal) y los demás; otra de las muchas estupendas cintas de la XVIII Muestra Internacional de Cine de Santo Domingo que desde ya podemos recomendarles.

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