Cinta
"Deadpool”: sumamente divertida
Hace años que comenzamos a tenerle fobia a los impolutos héroes de los “comics”, siempre tan abnegados, siempre tan puros y entregados a la defensa de poder y la gloria, casi siempre huidizos frente a las más ebúrneas chicas, siempre triunfadores por sobre todos los obstáculos.
Por eso desconfiamos de “Deadpool” hasta que, impulsado por los comentarios de Edwin y Maracallo, compañeros del programa radial que pudieron verla antes del estreno, pues allí fuimos.
Y, recórcholis, desde el primer minuto comenzamos a gozar con las ocurrencias de este señor llamado así, Deadpool” por sí mismo.
Wade/Deadpool toma un taxi, como un vecino cualquiera, y por el camino nos cuenta en “flashback” su historia, su origen. Y a poco nos damos cuenta que el señor es todo un formidable charlatán que no para de hablar pero que suelta palabrotas a diestra y siniestra y se le ocurren las ideas más increíbles mientras “lucha contra el crimen”, aunque, en realidad, lo que hace es una simple y muy sencilla venganza como la haría también cualquier “duro” de un barrio-
Ryan Reynolds está estupendo como Wade/Deadpool, pero los que se merecen todos los elogios son, en orden de importancia, los mguionistas que, a pesar de inundarlo todo de palabras, supieron darle gracia y congruencia con el peculiar personaje: Paul Wernach y Rhett Reese, y el director Tim Miller, que supo sortear la marea de palabras y darle ritmo a la película concatenando verbo e imagen de manera tal que nos quedamos a ratos sin respirar de tan seguidas que son las “proezas” y las barbaridades del personaje central.