Cultura
Un concierto clásico muy bien elaborado
Esta noche es el tercer concierto de la Temporada 2014 de la Orquesta Sinfónica Nacional, que conducirá el maestro Caonex Camilo Peguero, director asociado de esta entidad musical.
Continuamente me veo obligado a pensar en la teoría elaborada por el destacado psiquiatra dominicano Antonio Zaglul, acerca de la infravaloración nacional. Los inicios de esta negativa característica se atribuyen al cacique indígena Guacanagarix, postrado en actitud genuflexa ante los invasores españoles de su territorio. De ahí que cualquier actuación adulatoria o de imitación de un dominicano ante los extranjeros es calificada de guacanagaresca. Estas disquisiciones surgieron en mi mente leyendo las notas relativas al tercer concierto de la Temporada 2014 de la Orquesta Sinfónica Nacional, que se efectuará hoy jueves 25. Conducirá el espectáculo artístico el maestro Caonex Camilo Peguero, director asociado de nuestra magna institución musical, concertista del violín, cuyas interpretaciones lo colocan en la categoría de virtuoso. En la posición que ocupa ha puesto de manifiesto su destreza en la confección de los programas de los eventos con la música de los grandes maestros. A esto se une su laureada versatilidad en la composición, los arreglos orquestales, la fundación y dirección de varias orquestas y su entrega a la enseñanza del renglón sinfónico de la considerada como la más universal de las artes. A pesar de mi añeja relación con Caonex debido a mi condición de periodista y de aficionado a la música sinfónica, confieso que no conocía de forma pormenorizada su exitoso tránsito artístico internacional. Esto a pesar de que en varias oportunidades lo he entrevistado en mi programa televisivo, donde nunca hace ostentación de su merecido renombre. Lo mismo me ha ocurrido con la pese a su juventud renombrada violonchelista criolla Nicole Peña Comas, quien es licenciada en Pedagogía Musical de Violonchelo summa cum laude de la Universidad de música y artes dramáticas de Viena, donde en la actualidad realiza su maestría. En su debut con la Orquesta Sinfónica Nacional el jueves interpretará el Concierto Número 1 en Re Menor para Violonchelo y Orquesta del compositor francés Édouard Lalo. Resulta inadmisible que si he leído tantos volúmenes con biografías de grandes músicos sinfónicos, no haya profundizado en los pormenores de las carreras de algunos destacados connacionales. Pero es harto sabido que Jesús incluyó entre sus sabias enseñanzas la que señala que nadie es profeta en su tierra. El concierto del día 25 incluye dos piezas del músico dominicano Darío Estrella. Una se titula Cantatas y Partituras para Amantes y Duendes, donde inspirado en versos del laureado poeta Tony Raful, y fusionando música folclórica y barroca, crea un híbrido en ritmo Sarambo. En una especie de Serenata Merengue, que denomina Merenatta, este autor compuso música de cámara titulada Las aguas del Yaque, donde utiliza jaleos de merengue en formato sinfónico. En el final del bien programado espectáculo sonarán la Rapsodia para Orquesta España, del compositor francés Emmanuel Chabrier, y del compositor de la misma nacionalidad Maurice Ravel su poema coreográfico La Valse. En la obra de Chabrier, originada en un viaje que realizó a la nación ibérica suenan melodías con una coloración instrumental similar a los ritmos musicales de la patria de Albéniz, Falla y Granados. Pasajes de los valses de Johann Strauss aparecen en la composición de Ravel, por la fascinación que ejerció sobre él este autor con su música, que resonó en los salones aristocráticos de los palacios de la Viena del siglo diecinueve. Un detalle que merece destacarse es que en esta corta temporada sinfónica, aparecen dos conciertos donde el rol de instrumento solista corresponde al violoncelo. Porque dentro de la familia musical de las cuerdas, el violín y la viola gozan de mayor preferencia que este instrumento entre los amantes del género sinfónico. Incluso integrantes de conjuntos de música de cámara califican de seco, severo, austero y hasta sombrío el sonido del violoncelo, y los que disfrutan de su timbre grave lo describen como distanciante y aristocrático. Vamos a hacerle una ligera modificación a la frase que indica que para los gustos se hicieron los colores, y digamos que para oídos variados se crearon sonidos diferentes.