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FAMOSA

Rubirosa y Zsa Zsa Gabor: fin de un apasionante idilio

LOS RUMORES Y ESPECULACIONES SE ESCUCHABAN EN TORNO A ESTE REVIVIDO E INMENSO AMOR

En febrero de 1954, Porfirio Rubirosa se divorció de su cuarta esposa, la multimillonaria Bárbara Hutton, y ya nada impidió que volviera a estrechar en sus brazos a su amante Zsa Zsa Gabor, “La Venus de Hungría”. Él no habría tenido ningún problema en mantenerse ligado a dos mujeres comunes, pero este caso era diferente pues se trataba de dos mujeres famosas cuyas trivialidades eran noticia. Llamó a la actriz para arreglar un nuevo encuentro con ella, y ella, sin más rescoldos, aceptó. Se entrevistaron en Nueva York y tras decirse melifluas palabras de amor, se refugiaron en el apartamento de Eva Gabor, hermana de Zsa-Zsa, donde eludieron felizmente a los periodistas. Más tarde la pareja voló hacia París y allí escogieron un modesto hotel para pasar inadvertidos. Sin embargo, los furtivos amantes no se daban cuenta de que la vista de los curiosos estaba sobre ellos. Los rumores y especulaciones ya se oían en torno a este revivido amor.Ese mismo año, Zsa-Zsa admitió que se casaría con Rubi porque ambos tenían muchas cosas en común, pero nunca llegaron a realizarlo. Todavía Zsa-Zsa se debatía entre su esposo y Porfirio, y por esta razón se mantuvo postergando indefinidamente los planes de boda. En esa condición permanecieron hasta 1955, cuando terminaron rotundamente para nunca más juntarse. Antes de llegar a su final, aquel idilio prolongado había sobrevivido en medio de penas y alegrías, de triunfos y desilusiones. La sangre dominicana que corría por las venas de Porfirio le hacía partícipe de todos los rasgos salientes que distinguen al latinoamericano del europeo. Así Zsa-Zsa tuvo que padecer el furor de los celos de su amante y no pudo impedir que por más de una vez Rubirosa le pegara. Los celos del playboy alcanzaron un extremo tal que Zsa-Zsa llegó a sentirse esclavizada. Rubi no toleraba siquiera los ensayos de escenas de amor en las que ella debía besar a otro actor. En más de una ocasión le prohibieron entrar a los estudios cinematográficos porque interrumpía el trabajo de la actriz. Zsa-Zsa en tal aprieto no sabía qué hacer, hasta que de pronto le surgió una idea brillante. Esta idea sería la solución de los celos de su amante, y podía resultar una experiencia fascinante. Le propuso que protagonizaran juntos una película, con la cual ganaría dinero y la mantendría a ella siempre cerca. Rubi, fascinado con la idea, no tuvo que esperar mucho para tener el libreto en sus manos. “Western Affaire”El film “Western affaire” escenificaba una historia del Lejano Oeste en torno a las luchas internas y externas entre dos rivales enamorados. Porfirio encarnaba a Don Castillo, un elegante y astuto propietario de un bar. Zsa-Zsa, por su parte, figuraba como una chica francesa, heredera de una vieja cantina en Deadwood Gulch, que de pronto se vio envuelta en una riña con Don Castillo, el otro dueño del bar en el poblado. Los apasionados pleitos terminarían por conducir a un apasionado idilio que traería como resultado la unión de los dos bares en uno solo. La película auguraba un éxito fenomenal para Porfirio. Firmó un contrato con Republic Pictures donde estipulaba el porcentaje que obtendría de la ganancia total, aparte de eso, el propio film le exigía hacer cosas que se había pasado haciendo toda la vida; es decir, cabalgar, boxear, disparar y hacer el amor. Para concentrarse más en su trabajo disminuyó las fiestas, las prácticas de polo; se levantaba más temprano de lo habitual para tomar lecciones de arte dramático con Michael Chejov, el mejor instructor de Hollywood. Todas las tardes se las pasaba practicando la sacada rápida de la pistola y por las noches se reunía con Gary Cooper, James Mason, Humphrey Bogaert y otros actores de cine. Cuando ya la Republic Picture se disponía a producir el film, el Departamento de Inmigración negó a Porfirio el permiso de trabajo. Se adujo que él no era un actor profesional en su país y por tanto no podía trabajar como tal en los Estados Unidos. Rubi, decepcionado y resentido, retornó a París. La crisis entre él y Zsa-Zsa se agravó en vista de que él pasó un buen tiempo expresando su disgusto por la forma en que había sido tratado en el país adoptivo de la actriz. Con aquel sentimiento de derrota concurría a la mesa del bar, donde pretendía borrar sus penas tomando tragos a grandes sorbos. No deseaba volver a ver a Zsa-Zsa. Sin embargo, pronto hubo una nueva reconciliación en París, sólo que ésta reconciliación iba a ser más breve que la anterior, y la siguiente más breve que ésta y siguieron en esa proporción hasta que pronto vino la separación definitiva. Esta vez Zsa-Zsa provocó una situación insostenible para Rubi en Deauville. En compañía de él empezó a coquetear con Derek Goddman, lo que determinó que el furioso Rubi, sumamente indignado, se levantara bruscamente y se fuera al casino. En la mesa de apuestas sin límites perdió $20,000.00. Cuando la actriz le reprochó haber perdido tanto dinero con el cual se compraría un castillo en España, él respondió: -“Solamente piensas en castillos. Perdí el dinero, puedo pagar. ¿A ti qué te importa?”. Y así el enlace de amor llegó a su desenlace. El más apasionante idilio de la vida de Porfirio fue cortado para siempre; y sólo prevalecieron los imborrables recuerdos del encanto de aquella mujer que lo había enloquecido de pasión. (Del libro: “Porfirio Rubirosa, el primer playboy del mundo”, de Pablo Clase hijo RANFIS APROVECHÓ LAS CONEXIONESLa estrella húngara y la gratitud de Ramfis Trujillo. A principios de los 60, el hijo del dictador dominicano, Ramfis Trujillo, fue ampliamente beneficiado de las excelentes conexiones de Porfirio Rubirosa, quien a través de su vínculo con Zsa Zsa Gabor le llevó a conocer a la bella actriz Kim Knovak. Ramfis se hallaba tomando un curso de Estado Mayor en la Academia del Ejército de Estados Unidos en Kansas. No pudo terminar sus estudios con éxito por causa de su romance con Kim Knovak. Al observar Rubirosa que Ramfis sentaba las bases de un gran amante, le escribió diciendo: “Estás tomando mi lugar”. Fascinado por aquella fabulosa conquista, el hijo del Generalísimo no halló otro modo de demostrar su agradecimiento a Zsa Zsa que obsequiándole un Mercedes Benz rojo y un abrigo de piel de chinchilla. El costo escandaloso de estos regalos disgustaron a algunos congresistas en Washington, quienes argumentaron que era totalmente absurdo ofrecer ayuda económica a un país donde el hijo del Presidente malgastaría esa ayuda en regalos destinados a la “Pompadour” de la época moderna. Las censuras del Congreso no detuvieron a Zsa Zsa de ofrecer una fiesta en honor de Ramfis, en Hollywood.

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