DIRECTOR
Bay es un cirujano de viejas películas
La nueva versión de “A Nightmare on Elm Street” confirma que para asustar a las nuevas generaciones basta con hacer un “lifting” a los viejos iconos del terror, operación por la que han pasado también Jason de “Friday the 13th” o Leatherface, de “The Texas Chainshow Massacre”. El principal cirujano de este centro de antiestética, especializado en rostros desfigurados y máscaras de piel humana, se llama Michael Bay, y su objetivo trata más de que estas viejas glorias sean descubiertas por el nuevo público que de recuperar el esplendor original para sus fans de siempre. Su última producción, “A Nightmare on Elm Street”, es el nuevo rito de presentación de Freddy Krueger, el jardinero de la escuela que acabó podando a más de un colegial en una saga iniciada por Wes Craven en 1984. En la original había humor, pero vistas por un espectador ahora las carcajadas irían por otro lado: por la transparencia de los trucajes del bajo presupuesto. Y es por eso que Bay es más partidario de sofisticar la estética -dentro de una maquinaria muy industrial- y quitarle la válvula de escape del exceso para llegar al terror de solemnidad. El resultado: rebelión por parte de los seguidores porque no hay ni rastro del encanto “austero” -alimentado ahora por los retornos de Sam Raimi o las cintas de Zack Snyder-, y satisfacción para los que se sienten excluidos por el carnaval de la serie B. La taquilla demuestra que los segundos son legión: este regreso a Elm Street ha recaudado el triple de lo que costó y todavía quedan mercados por explorar como el de España, donde se estrena este fin de semana.