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CONMEMORACIÓN

El viejo teatro dominicano presente en la historia del país

El teatro dominicano existe. Es, indudablemente, el más viejo de todo el continente. Cristóbal de Llerena se encargó de que así fuera. Es único e irrepetible. Juan Pablo Duarte y la “Filantrópica” le dieron singularidades y ribetes históricos. Es poderoso. La “Era de Trujillo” no logró destruirlo aunque se vio en la necesidad de replegarse. Más aún, casi en la clandestinidad hizo resistencia. Algunos de nuestros teatreros hasta participaron activamente en contra del sátrapa valientemente ajusticiado. (Payeyo, Danilo Taveras, Pepito Guerra, Niní Germán, El Pera; entre otros.) Es sensible, social, democrático y moderno. Estaba ahí, vibrando, desde que la “Era Democrática” en nuestra mitad de isla comenzó a organizarse. Nunca ha sido indiferente a los grandes episodios de la nación. Durante la revolución de abril a Iván García, Delta Soto, Salvador Pérez Martínez, Franklin Domínguez, Rafael Vázquez, Ángela Herrera, Miguel Alfonseca; entre otros, la Patria le vibró intensamente en sus pechos cuando dijeron ¡presente! allá… en la sitiada “Ciudad Nueva” de Caamaño, Monte Arache y Jacques Viau. El teatro dominicano nunca evade sus responsabilidades. Durante los fatídicos “12 años de Balaguer” Gayumba, Gratey, Las Esclavas de Fogón, el Teatro de la UASD, La Carreta, Nuevo Teatro y mi Teatro Ambulante Experimental (T.A.E.); entre otros, armados con los mismos instrumentos de la “Filantrópica”, convertimos los callejones, los ríos, las plazas, los bateyes, los parques y hasta nuestras casas familiares en escenarios perfectos, para la diversión, la denuncia y, otra vez, la resistencia. El teatro dominicano tiene dignidad y coraje. Por eso, las veces que Natacha y Pareja intentaron afrentarlo, pareció que les salió el diablo (¿acaso debí decir el Sátiro?). Karina Noble, Carlota Carretero, Ángel Mejía, Elvira Taveras, Basilio Nova, Reinaldo Disla, Juan María Almonte, Iván García (¡pero otra vez!), Ángel Haché y hasta yo; entre otros, nos vestimos de negro para reclamar respeto y exigir que nos devolvieran los espacios negados. Resonantes triunfos ha obtenido cuando a los mismos que les negaron los escenarios les dieron después la responsabilidad de dirigir exitosamente los cuatro siguientes “Festivales Internacionales de Teatro” (incluyendo el que se realizará en este mismo año.) ¡Fuera Yanqui de Quisqueya! Perdón, realmente no era, esta vez, con ellos la trifulca. Era contra un necio neocolonizador supuestamente teatral. El teatro dominicano avanza y se hace internacional. Chapuseaux, Nives Santana, Basilio Nova, Franklin Domínguez, Víctor Vidal, Carlota Carretero, Karina Noble, Paula Disla, Victor Pinales, Juan Núñez, Dionis Rufino, Wadys Jaques, Haffe Serrulle, Claudio Rivera, Viena González, Carlos Espinal, Frank Disla, Claudio Mir, Yanela Hernández, Xiomara Rodríguez, María Isabel Bosch, Radhamés Polanco, Niurka Mota, Iván García (¡otra vez¡) y el suscrito; entre muchos otros, paseamos nuestro particular teatro por todo el mundo. Eso pica y se extiende. RECLAMOS, QUEJAS... MEJOR PRESUPUESTOS LAS SALAS: El Teatro Dominicano se arriesga y vuela a la cima como el águila. Por eso se crean nuevos espacios como el de “La Máscara”; de Germana Quintana y Lidia Ariza, como el “Teatro Guloya”; de Claudio y Viena, como “La 4ta.” de Dionis Rufino, como el “Teatro La Luna” de Fausto Grullón; entre otros. Entonces ¿por qué la quejumbre de algunos? Simple estrategia para luchar abajo. Algo en lo que nos hemos tenido que hacer especialistas consumados. Reclamamos mejores presupuesto del Estado Dominicano para nuestros resabios escénicos y más publicidad (gratis desde luego) de los periódicos y televisión dominicanos. Y a mi me parece muy bien. Desde luego que reconozco que en nuestro país es donde más espacios gráficos gratuitos se da al teatro. Empero, un chin más no caería nada mal.

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