DESDE LA ÚLTIMA BUTACA

Michael Clayton

I No creo que esta sea una película hecha para lucir a George Clonney, aunque no es un secreto para nadie que su mayor ambición como profesional es la obtención de una estatuilla de la Academia. Tampoco pienso que la celebridad del filme esté vinculada a un reconocimiento a la figura de su director, Tony Gilrov, excelente guionista (El ultimátum Bourne), por haber dado el salto mayor, según los entendidos, a lo que constituye la meta de todo cineasta: la dirección. Creo el mayor mérito de “Michael Clayton” radica en la fluidez de su puesta en escena, gracias a un guión muy bien pensado, sorpresivo y que no hace perder el interés en su desarrollo. Gilroy trabaja con una seguridad impresionante y con un dominio del tiempo y la narración que demuestran una profesionalidad poco común en alguien que se enfrenta por primera vez, detrás de la cámara, a dar órdenes. Esta es una historia narrada con inteligencia y respeto por el espectador, sin efectismos ni trucos baratos, donde el trabajo actoral constituye un punto relevante, mostrándose todos los personajes con una profundidad interpretativa de rigor, sin caídas ni desvíos apreciables. Las flaquezas y grandezas de los seres humanos bailan en la piel de los personajes que interpretan Clooney, Tom Wilkinson y Tilda Swinton. Ellos aportan detalles y sutilezas por reencarnar a seres llenos de colores, mutantes y mutados y que, a fin de cuentas, parecen no estar protagonizando un simple thriller. Sin embargo, yo me quedo con el personaje interpretado por el maestro Sidney Pollack, un ser lleno de aristas y sorpresas que se mueve entre la bondad y la villanía con sutileza. Una parte de la realización de Tony Gilroy se ajusta a los parámetros estéticos de una buena película, pero estos méritos no son suficientes para justificar que la misma no mereció figurar entre las nominadas a la mejor del 2007. Obras muy superiores a ella en forma y fondo (“Estern promises”, “Away with her” y “American Gansters”, por ejemplo). Gilroy acude al flashback, de forma pretenciosa, intenta hacer cine reflexivo en una obra de entretenimiento, y lo que es peor, intenta explorar en la condición humana en una historia nada perdurable, debido a la inclusión de puntos de vista completamente innecesarios que desvían el sendero de la narración por rumbos muy conocidos. La fotografía no es nada del otro mundo. A no ser por esos primeros planes frente al rostro de Clonney que más que reproducir el físico del protagonista sintetizan las contradicciones gestuales de un personaje oscuro, sin principios, completamente sobornable y con una sangre fría que lo hace viajar sin muchos sacrificios de la ambivalencia a la falsedad. La banda sonora de James Newton Howard titubea y no apoya: parece fuera de contexto. La ambientación aunque espontánea, denota poca creatividad por transcurrir en espacios muy aéreos, idealizados, espacios que dan la impresión de constituir un resorte reinventado. A pesar de sus aciertos cinematográficos (pocos, por cierto) Michel Clayton es una producción destinada al consumo masivo que nada aporta al desarrollo del cine moderno y a su historia. Su mayor tributo es hacernos pasar un rato más o menos agradable dentro de la sala oscura. Dirección y guión: Tony Gilroy. País: USA. Año: 2007. Duración: 119 min. Reparto: George Clooney, Tom Wilkinson, Tilda Swinton, Sydney Pollack, Michael O’Keefe, Robert Prescott. Música: James Newton Howard. Fotografía: Robert Elswit. Sinopsis: Michael Clayton trabaja para un famoso bufete de Nueva York, aunque no ejerce de abogado. Su vida sufrirá un cambio cuando su mejor amigo dentro del bufete, Arthur Edens, descubre que un producto de dicha compañía Agteck ha provocado la intoxicación de cientos de personas.

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