Samaná: un destino que atrapa por sus cautivadores paisajes

Las vistas de este lugar hacen querer volver a la mayoría. CORTESÍA DE GABRIEL TORRES.

Las vistas de este lugar hacen querer volver a la mayoría. CORTESÍA DE GABRIEL TORRES.

La belleza de Samaná va más allá de las “casitas de colores” que adornan el trayecto al pasar por la Plaza Pueblo Príncipe, de este municipio. Es más que historia; entre muchas otras atribuciones, es un deleite visual que encanta a quienes lo visitan, en especial aquellos que por diferentes razones poco pueden disfrutar del contacto con el mar y la naturaleza, encontrando allí todo un tesoro; en eso coincidieron varios que realizaron el recorrido y otros que se sumaron a él para mostrar lo mejor de allí.

La gente “Personas con calidad humana”, una frase que solía decirse desde el principio sobre sus pobladores. Y es que le sirven al turismo que ciertamente les facilita la vida, manifestó una joven al escuchar la apreciación.

Se trató de un sentimiento compartido. La salida se realizó desde Moca, muy temprano de la mañana, y a pesar del trato humano que tienen las personas de ese municipio, fue inevitable notar el de los residentes de ese turístico lugar, donde sin mucho esfuerzo hacían sentir agradable la estancia y cada momento de esta.

“Es como entrar al paisaje en un cuadro”, dijo Rafael Lantigua, un periodista que era parte del grupo. Para las 8:00 a.m. Portillo, próximo a Las Terrenas, era la primera parada para capturar el arte de la naturaleza, pues con lo visualizado desde ese punto, contar con tecnología para atraparlo y compartirlo de inmediato en las redes, era una gran suerte.

A las 10:00 a.m. el primer destino dentro de la agenda albergaba a un grupo de 20 personas, con hambre de mirar mucho más de lo visto en el camino.

Un destino colmado de gente amable y belleza natural Al transitar frente a las famosas casitas de colores, que por la urgencia de medicina para el viaje, se pudo confirmar que es una plaza comercial, muy colorida.

Además de aquella emblemática estructura, el panorama quitaba el hambre, o al menos la hacía olvidar. Entre los letreros que marcan la velocidad permitida y recomienda, y algunos que otros árboles, se podía ver un poco de mar colarse entre el recorrido, completando el agrado visual que hubo desde Portillo, el área de la ballena de la rotonda, una estatua de gran tamaño, que caracteriza lugar.

Poco después del medio día la segunda gran parada se había hecho. El grupo era recibido por un animado grupo en la puerta de Luxury Bahia Principe Samaná, donde desde el primer momento la atención fue casi personalizada para cada uno.

Al llegar el segundo día, todo lo antes vivido se elevó. El grupo iba camino a Grand Bahía Príncipe Cayacoa, desde donde afirmaron varios de los presentes, se ven gran parte de las mejores vistas que tiene todo el entorno, visualizando desde allí Los Puentes de Samaná, un atractivo turístico que mueve a numerosos grupos para formar parte de la experiencia. Desde aquel hotel también tienen una vista al mar, enriquecido por aguas de acentuado color, complementándose con una temperatura menos cálida.

Del otro lado del mar Antes del mediodía, el destino era la tan esperada isla de Cayo Levantado, donde la experiencia inicia desde que se llega al muelle para tomar el catamarán, hasta que se pisa la isla, donde esperan personas con un don de gente que motiva a visitarles siempre.

Allí, por invitación del Luxury Bahía Príncipe Cayo Levantado, se pudo dar un recorrido por las instalaciones, terminando en el restaurante donde un chef particular cocinó para el grupo. Desde la llegada hasta ese momento de partida de aquel lugar, las opiniones giraban en torno al buen sabor, las buenas vistas, y la agradable atención; características que según una de las jóvenes que acompañaba el recorrido “pertenecen a la gente del Cibao, quienes se distinguen por ser hospitalarios y serviciales en todo momento”.

Testimonios Entre todo lo vivido, hubo algunas historias que fueron compartidas. Una jovencita que sirve tragos hasta cerca de la medianoche, resalta con alegría lo segura que se siente, pues con mucha frecuencia pide “bola” o que la encaminen a su vivienda, ya que al hacérsele tarde pierde el transporte público que la lleva y, además, se ahorra el dinero del pasaje para otros asuntos que desee resolver.

Un personaje conocido como “Amanda”, le continúa la idea, y agrega que “gracias a Dios todavía se puede decir que este es un lugar seguro, en cierta manera porque solo hay una calle y dos salidas, así que no importa por donde te vayas, te agarrarán. Lo poco que ha sucedido aquí ha sido por vía de gente de afuera, no por los nativos”.

Sin embargo, acentúa que nunca se está excepto del peligro, pues con los cambios que han habido, lo que antes era seguro en cualquier momento puede cambiar.

Los Puentes de Samaná forma parte de un atractivo que se ha vuelto muy visitado. CORTESÍA DE GABRIEL TORRES.

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