reportaje
Mijaín López, el terrible que probó el oro y nunca dejó de saborearlo
El mejor luchador de la historia y más grande atleta cubano tenía programado regresar la noche del martes a La Mayor de Las Antillas.
De las cinco medallas doradas olímpicas que penden del cuello del cubano Mijaín López, las más especial, como el primer amor, como el primer beso, es la que conquistó en los “Juegos de Beijing 2008”.
“Bueno, la medalla de más sabor para mí fue la primera porque es la que uno quiere llegar, la que uno no conoce. Después las otras, como decimos, tienen distintas historias”, reveló el también pentacampeón mundial en lucha grecorromana.
“Ya después las otras medallas tú las vas adquiriendo, según la disciplina, según la entrega”, explicó.
Contrario a lo que pudiera pensarse, por la agudeza de sus juicios y una sonora voz que hacen esquina con su imponente físico de 290 libras y 6´4 de estatura, el implacable López que el mundo vio en el tapiz azul es apacible fuera de él.
Como aquel día, cuando luego del quinto lugar que alcanzó en Atenas 2004 en su bautizo olímpico, el reportero gráfico de un importante diario de Cuba, Ricardo López Hevia, se mofó de él a 30 mil pies de altura, en pleno vuelo de regreso de la delegación a la isla, al vociferarle a Pedro Va, el entrenador del novato , “Oye… y este, tan grande y tan fuerte, se fue en blanco”.
“No vas a tener rollo para la cantidad de fotos que le harás como campeón”, fue la profética respuesta de Val, reconocido en 2010 como el mejor entrenador del mundo por la Federación Internacional de Luchas Asociadas.
“Esas son anécdotas con las cuales uno tiene que ir fluyendo, con problemas. Hay periodistas que te suben, te bajan, pero uno tiene que ser capaz de ser más fuerte cada día. Cuando uno hace las cosas bien, y se entrega a lo que tiene que hacer, no interesan los periodistas, no interesa ningún medio”, declaró Mijaín, quien asegura que perdonó (?) al intrépido fotógrafo.
“Cuando yo entré al equipo nacional, fui a esos Juegos Olímpicos con solamente 18 o 20 años. De verdad que cuando perdí me sentí mal y mi entrenador, que Dios lo tenga en gloria, siempre me decía´tú no te preocupes, no llores, sigue adelante, ya verás que cuando pruebes la medalla de oro nunca más dejará de sentir ese sabor”, expresó “El Gigante de Herradura” en conferencia de prensa realizada en el Salón James Rodríguez del Ministerio de Deportes en la que también estuvo el dos veces medallista de oro olímpico dominicano, Félix Sánchez.
Adicto al oro
Ese néctar lo probó por quinta y última ocasión en agosto pasado tras vencer 6-0 en la final de la categoría semipesada (130 kilogramos) a su ex compañero y amigo Yasmani Acosta, otro hijo de la Mayor de Las Antillas que desertó en Chile 2017 en busca de mejores oportunidades y para salir de la sombra de Mijaín.
El pentacampeón dejó detrás el empate que tenía con los míticos estadounidenses Michael Phelps y Katie Ledecky (natación); Carl Lewis y Al Oerter (atletismo); Vincent Hancock (Tiro al plato), así como con el danés Paul Elvstrom (vela) y la luchadora japonés Icho Kaor.
El oro parisino se sumó a los anteriormente conseguidos en el colchón de los Juegos de Beijing (2008), Londres 2012, Rio de Janeiro 2016 y Tokio 2021.
Diferentes a otros grandes --como Roger Federer, Muhammad Alí, Miguel Cabrera y en los próximos días Rafael Nadal-- que decidieron decir adiós cuando las continuas derrotas se marcaban como lunares en sus carreras, Mijaín se despidió de París a la altura de la Torre Eiffel.
Ello a pesar de un semi retiro, pues tenía casi tres años sin competir tras los Juegos de Tokio; de que estaba a días de cumplir 42 años y de los sombríos pronósticos de la acreditada revista Sports Illustrated y de una emisora francesa que no le daban más que un tercer lugar.
“Yo fui a estos Juegos Olímpicos y hubo una emisora que dijo que iba a lograr medalla de bronce”, recordó. “Yo dije ´gracias a Dios yo no tengo medalla de bronce en mi casa siempre lo que he tenido es medalla de oro´, entonces pude tener esa demostración y darle respeto a quien respeto merece”.
SEPA MÁS
El excepcional legado de “El Niño” o “El Terrible”, como también es apodado, incluye también cinco oro y tres plata en campeonatos mundiales, cinco preseas auríferas en Juegos Panamericanos, incluida la primera aquí en "Santo Domingo 2003", e igual cantidad en Juegos Centroamericanos y del Caribe.
Hijo Distinguido
El invitado especial del recién concluido Ceremonial 58 del Pabellón de la Fama fue declarado el sábado “Hijo Adoptivo de Bayaguana” e “Hijo Distinguido de Baní” el lunes.