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Los Olímpicos de París representan un retorno a la normalidad tras la pandemia
Cualquier deportista con sueños olímpicos sabe cómo se siente que tus pulmones quemen, tus brazos y piernas te tiemblen entre más se acerca una carrera importante o partido. Para un último de golpe de adrenalina normalmente reciben energía de la afición.
En las dos últimas justas olímpicas — de verano e invierno — no hubo afición debido a la pandemia de COVID-19. Pero ese golpe de energía que traen los aficionados y familiares a los encuentros estará de regreso una vez más en París.
Los Juegos Olímpicos de París celebrarán el retorno a la “normalidad” después de un lapso en el que las ciudades sedes se convirtieron en bunkers y le quitar a aquellos que se ganaron su lugar de tener una experiencia completamente olímpica.
“Muchos deportistas me dijeron que Tokio fueron los peores juegos”, admitió el estadounidense Jagger Eaton, quien debutó en los Olímpicos en skateboard en el 2021 y regresará este año. “Y yo dije, ‘Lo amo aquí’. No conocía nada más”.
SIN MÁSCARA
Eaton y cientos más de los deportistas olímpicos que vuelven a participar no tendrán que portar máscaras, realizar pruebas diarias con hisopos en la nariz o escupir en contenedores de plástico para detectar el COVID. La cuarentena para aquellos sospechosos de tener el virus es algo del pasado.
“Escuché historias de terror”, aseguró el paralímpico de voleibol Nicki Nieves, quien tuvo que cancelar su viaje tres días antes de su equipo viajara a Tokio tras dar positivo por COVID. “Me emociona tener de vuelta a los aficionados”.
SIN ASIENTOS VACÍOS
Hace dos años, durante los Juegos de Invierno en Beijing, cientos de aficionados fueron trasladados cinco horas para ver las acciones del snowboard mientras golpeaban unos ruidosos palos de ruido y portando máscaras a menos de cero grados. Casi ningún aficionado de fuera de China asistió.
Un año antes, en Tokio, los espectadores prácticamente fueron los entrenadores, oficiales y voluntarios que ocuparon una fracción de los asientos.
Cuando el italiano Marcell Jacobs se llevó el título como el “Hombre Más Rápido del Mundo” al ganar los 100 metros, sus gritos de celebración hicieron eco en el Estadio Olímpico de 68.000 lugares que prácticamente estaba vacío. Esto estuvo lejos de los festejos a los que Usain Bolt estaba habituado.
Por décadas, los deportistas han contado historias de cómo los aficionados les ayudaron a empujar hasta la meta. Michelle Sechser, de remo, consideró los últimos 250 metros de la carrera, con los gritos de la afición, “el último crescendo del sprint”.
“Cuando es momento del sprint de la carrera, sabiendo que tendremos los gritos de la afición, siempre es una motivación extra escucharlos”, admitió Sechser.
Volver a sentir la emoción motiva a Mariana Pajón, la bicicrosista que ganó el oro en los Juegos de 2012 y 2016. Rumbo a su tercera presencia olímpica, la colombiana de 32 años incluso ya piensa a las próximas justas.
“Yo amo esto, es mi pasión. Hoy no descarto la posibilidad de ir a los Juegos de Los Ángeles 2026”, dijo. “Quiero disfrutar etapa por etapa y dejar el alma en París para ver qué pasa después”.
CEREMONIA DE APERTURA
Para acentuar que la fiesta está de regreso, París tiene planeado algo único con una ceremonia de apertura en el Río Sena. El desfile de naciones y sus deportistas se trasladarán en botes a lo largo del río que recorre en centro de la ciudad. Los organizadores indicaron que habrán disponibles 326.000 boletos estarán disponibles para la que será la ceremonia de apertura más grande en la historia.
Una celebración con amigos, familiares y aficionados, que para muchos deportistas es algo pendiente.
“Personalmente me alimento de la afición y amo tenerlos ahí”, dijo la jugadora estadounidense de Rugby Ilona Maher, “por que esa es la razón por la que jugamos”.