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La gran trampa del deporte dominicano

Gilberto Soriano, abogadoFuente Externa

Recuerdo al Mayor General, Luis A. Luna Paulino, secretario Ad Vitam de nuestra Federación Dominicana de Esgrima, cuando nos decía que este país es pequeño, y que aquí todo el mundo se conoce. Por lo tanto, debemos tener cuidado con lo que decimos y, eso es en cierta medida lo que ocurre con el ejercicio de la comunicación, porque tengo con la mayoría de dirigentes federativos y clubísticos una relación de amistad.

Por consiguiente, muchas veces mal interpretan nuestros planteamientos que nacen de una causa social, tienen un enfoque institucional y sistémico, y no cuestionan la moral ni el esfuerzo que hacen la mayoría de nuestros dirigentes deportivos, sé de la precariedad que tienen para hacer su trabajo, pero ellos consciente o inconscientemente han asumido una responsabilidad en el deporte que no les corresponde.

La forma de como está configurado el sistema deportivo dominicano, es al inverso, porque la misión de una federación deportiva es el pre y el alto rendimiento, así como las preselecciones, selecciones nacionales y la alta competición.

El rol del Estado con el deporte es llevarlo a la escuela, para impulsar el desarrollo humano y, desde ahí implementar políticas públicas de educación y salud, para fomentar los valores, la fortaleza física y mental, contribuir con el desarrollo intelectual de los ciudadanos, promoviendo los espacios de participación, equidad e igualdad, y de esa manera cumplir con el artículo 63 de la Constitución dominicana sobre la educación integral, para alcanzar la tan anhelada educación de calidad.

La masificación es una responsabilidad exclusiva del Estado, porque tiene los medios y los recursos para expandir la práctica deportiva a través de la escuela por toda la geografía nacional, y las instituciones deportivas captan ese talento por medio de la práctica colectiva. Un atleta de alto rendimiento es la excepción, por lo que las naciones trabajan para el grueso de la sociedad, que es su capital humano.

El Estado no tiene como propósito formar atletas, sino el desarrollo pleno del ciudadano a través de la escuela. Esa responsabilidad es propia de las instituciones deportivas, y de esa manera se complementa aportando elementos motivacionales para contribuir al desarrollo humano, pero como muchos dirigentes no entienden su rol y su función en el sistema deportivo unidireccional,

no se dan cuenta que el apoyo económico que reciben las federaciones es insuficiente; e incluso, para el alto rendimiento.

Debido a la falta de una visión estratégica y un plan con el deporte, evidentemente, desconocemos los intereses nacionales que se tienen con la práctica deportiva. Por tal motivo, la estructura dominicana se encuentra invertida y, trae consigo una serie de perturbaciones en el orden de la vida nacional, que el deporte esta llamado a corregir, siempre y cuando se realice bajo un estricto apego a un plan metodológico desde la escuela.

Por esta razón, el ex presidente del Comité Olímpico Dominicano, miembro COI, Luisin Mejia Oviedo y el presidente de la Sociedad Dominicana de Medios, Persio Maldonado Sánchez, coinciden en sus puntos de vista que muchos de nuestros dirigentes no entienden su rol en el deporte. Por ende, para que pueda existir una transformación de la actual Pirámide Olímpica en nuestro país, se necesita la participación de todos los actores de la vida nacional, para que obliguen al Estado a entender su función, porque como se articula en la actualidad el deporte aporta muy poco al desarrollo de la nación.

Mientras esta trampa persista, los indicadores y los males sociales irán en aumento. Hoy, tenemos desafíos de la accesibilidad de nuestros niños en el deporte, en el territorio dominicano, estamos concentrados en la alta competición, produciendo así discriminación e impactando negativamente la deserción escolar, debido a que el Estado y el Movimiento Deportivo Nacional no se complementan el uno del otro, en la dirección correcta.

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