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las madres del deporte

Un amor más allá del tatami

Dulce María Piña compartiendo junto a sus hijas, Lizzy, Luisa Penelope y Omaira.

Dulce María Piña compartiendo junto a sus hijas, Lizzy, Luisa Penelope y Omaria.

Para Dulce María Piña, quien es considerada la mejor judoca en la historia de República Dominicana, responder la pregunta sobre cuál ha sido la medalla más especial en su vida es bien simple, sus hijas.

Lizzy, Luisa Penelope y Omaria, se convirtieron en la razón más importante para la inmortal del deporte, quien comenzó su exitoso recorrido en el tatami desde finales de la década de los 80.

“Yo daba todo por mi país, es el orgullo más grande para cualquier atleta y mi motivación siempre estuvo en poner mi bandera en alto, pero con la llegada de mis hijas eso cambió, el sacrificio era doble, pero también era mayor la recompensa”.

Dulce, laureada y querida por todo aquel vinculado al deporte y hasta fuera de estos menesteres, cambia cualquier reconocimiento, medalla o trofeo, por el apoyo de sus hijas cuando competía.

Sus dos primeros retoños, Lizzy y Luisa Penelope, fueron testigos de varios de sus éxitos en el país y confiesa que todavía recuerda sus arengas en las gradas, mientras competía.

“Por encima de la voz de mi entrenador, siempre identifiqué las voces de mis hijas. Ni segundo, ni tercero, queremos el primero”, recuerda Dulce con mucha emoción.

“Mami. Te amo”, con esta frase quiebran a la mujer de carácter fuerte y dócil a la vez, quien expresa un orgullo inmenso por cada uno por seguirla en la disciplina del judo y también hacer su propio camino a nivel profesional.

Lizzy Jiménez Peña, medallista de oro en los Juegos Deportivos Nacionales 2006 en los 52 kilogramos y campeona en categoría libre, licenciada en Comunicación Social y además por mucho tiempo integrante del equipo de etiqueta y protocolo de la Federación Dominicana de Judo, afirma con decisión que su madre siempre ha sido su ejemplo a seguir.

“Mami es una mujer valiente y determinada, con un coraje incomparable que nos ha enseñado con su ejemplo a luchar siempre por nuestros sueños”. 

Luisa Penelope, monitora de judo en el Club Naco y árbitro, está finalizando los estudios de medicina.

Actualmente realiza su tesis de grado en medicina y como atleta fue medallista de plata y bronce en Juegos Centroamericanos, una hazaña que también realizó su madre. Luisa, también es madre.

La pequeña Aime Loarny, fue la responsable de darle el rango de abuela a Dulce María y sostiene que lo más lindo de su madre es su corazón y la disposición de estar siempre con ellas.

Omaria Ramírez, su último retoño, fruto de la relación con Edgar Ramírez, también finaliza los estudios en medicina en la Universidad Pedro Henríquez Ureña y es de las más destacadas en la categoría juvenil de la selección nacional de judo.

“Lo más lindo es el apoyo incondicional con todas nosotras, su ejemplo de fuerza y perseverancia siempre lo tengo presente”.

La más joven ha sido medallista en Juegos Panamericanos Bolivarianos y Juegos Panamericanos Juveniles. La que obtuvo en Cali 2021, fue muy especial porque llegó en honor a su padre Edgar, quien había fallecido un año antes.

Mensaje a madres

A propósito del día de las Madres, la licenciada en educación física, madre y abuela envía un mensaje a todas las madres.

“Tenemos que luchar por nuestros hijos, es lo más hermoso que podemos tener y además son nuestro legado, verlos realizado es una satisfacción inexplicable, por eso me siento satisfecha por el deber cumplido y exhorto a todas las que tienen la oportunidad que siempre velen por el bien de sus hijos”.

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