fiebre de golf
La violencia permea el deporte; el golf no escapa esa vorágine
(*) El mundo vive tiempos convulsos en el que se da más importancia a las convicciones personales que a la salud física y mental de la humanidad.
Hola Fiebruses. Triste lo que vemos día a día en este mundo que nos ha tocado vivir. Desafortunadamente el respeto por las sociedades ha caído en su punto más bajo y cada día nos despertamos con terribles noticias sobre violencia infundada por diversas razones: razas, creencias religiosas, fanatismo deportivo, diferencias en los ideales, guerras, enemistades, y vaya usted a saber cuántas cosas más, que han provocado que el mundo esté “con las patas pa’rriba”.
Lo ocurrido este domingo en la celebración de la Copa America en el Hard Rock Stadium en Miami fue vergonzoso, aberrante, ignomioso, e indigno de una sociedad que se precia de ser “educada”. Aparte de los 65,000 fanáticos que pagaron su taquilla, más de 7,000 espectadores (la mayoría con camisetas amarillas) irrumpieron y rompieron las puertas del estadio SIN TENER TICKET DE ENTRADA. En sus cabezas, ellos tenían que entrar a un evento para el que no adquirieron derechos, y soslayaron al que sí pagó por su taquilla. Pena y vergüenza daba ver miles de personas escalando paredes, subiéndose por las rampas, toldos, o cualquier cosa que encontraran, amparados bajo la premisa de que “soy fanático de mi selección, y tengo que verla en vivo”. Se pusieron en riesgo miles de vidas inocentes, y por supuesto, las de ellos mismos, que no discriminaron que había niños, mujeres y adultos mayores. Una desgracia que para nada me hizo sentir orgulloso de ser latinoamericano. El día anterior al partido, vimos horrorizados como Trump “se salvó en tablitas” de un atentado que, de haberse realizado, no sabríamos cómo estaría EEUU y el mundo ante una fatídica tragedia que por albores del destino, no pasó. China acecha a Taiwán (antigua Formosa) y se cierne sobre la pequeña isla un ambiente de inminente invasión que desataría incluso una guerra de dimensiones mundiales. Rusia invade Ucrania, Israel y HAMAS continúan su guerra religiosa, y así las cosas, el mundo pende de un hilo.
El golf también sufre. A pocos días de la celebración de la edición 153 de The Open Championship que este año se juega en el Royal Troon Golf Club, en el cercano campo de la comunidad de Prestwick, unos vándalos atacaron el campo y destrozaron dos greens (sin razón alguna). Se metieron y con hierros de golf los perforaron y dañaron. Lo propio sucedía en otro campo cercano, donde unos graciosos decidieron convertir el campo en lugar de práctica para “four wheels”, y destrozaron greens y fairways. Todo eso, sin compasión y ni un ápice de respeto por el trabajo de quienes intentan mantenerlo en buenas condiciones, y sin tener en cuenta el gasto que supone la reparación de los daños.
Pongamos nuestro granito de arena, Fiebruses, para tratar de vivir en paz y armonía. No se deje provocar, no irrespete el derecho del otro, ni reaccione con violencia cuando incluso le traspasan sus fronteras de respeto. Como dice Jossie Esteban en una canción: “pa’ que digan que aquí murió, que
digan aquí corrió”. Nos vemos la semana próxima. Redes: Sígannos en @fiebredegolf en Instagram, Facebook y Twitter