fiebre de golf
En el golf amateur está el futuro del deporte
Hola Fiebruses. La historia de esta semana trata sobre el gran empuje que va ganando el golf amateur, pues se sucedieron dos grandes eventos en los que el golf aficionado fue el protagonista. De un lado el Latin America Amateur Championship (LAAC) que se jugó en Panamá, el cual tuvo una destacadísima actuación de los aficionados latinoamericanos, pero me voy a concentrar en lo que sucedió en la punta del torneo. El Mexicano Omar Morales iba a velocidad de crucero hacia la victoria tras tres rondas jugadas magistralmente, y llegó al domingo ganando por tres golpes. Pero un inspirado Santiago de la Fuente, su compatriota, tenía otros planes en mente. Empezó a descontar y de una manera estoica fue ganando terreno y llegó al hoyo 17 empatado con el líder de todo el fin de semana. Nervios de acero en ese par tres con un tirazo a dos pies de la copa, que a la postre se convirtió en birdie. Ganando por uno fueron al hoyo 18, ambos tomaron el green, y de nuevo la entereza de De la Fuente se puso a prueba, y metió un putt en bajada para sellar una victoria por dos golpes que lo catapulta como el mejor del torneo, y que lo llevará a jugar tres de los cuatro majors de este año (The Masters, US open y The Open Championship). Luego en el centro de prensa vimos un amateur maduro, coordinado en sus ideas, y convencido de que esto es apenas el principio. Y hablamos de alguien de 22 años.
Ese mismo día en el PGA Tour se sucedía otro hito. Nick Dunlap, con 20 años de edad producto de la Universidad de Alabama en donde cursa su segundo año, ganaba The American Express, un torneo celebrado en una de las creaciones de Pete Dye, el PGA West Stadium Course en La Quinta, California, uno de los campos más duros y exigentes del circuito profesional. Nick le ganó a nombres como los Christian Benzuidenhout, Xander Schauffele, Justin Thomas y Chun An Yu, convirtiéndose en el primer amateur que gana en el PGA Tour desde que Phil Mickelson lo hiciera en 1991. Pasaron 33 años para que un jugador aficionado pudiera volver a levantar un trofeo en la gira más exigente del mundo, y eso es un indicador de lo bien que esta el golf amateur y de cómo se perfila una cantera enorme de talento que ha salido de eventos más pequeños, o de equipos universitarios, o de clubes con o sin abolengo. Son jugadores de una estirpe muy alta que no se puede comparar con los que jugaban a esos niveles diez años atrás. Son comprometidos cos sus entrenamientos, sus estudios, sus rutinas y su juego, sabiéndose dueños de unos talentos únicos, que van puliendo bajo las directrices de sus entrenadores, consejeros mentales, nutriólogos y personal de apoyo. Por eso celebro el golf amateur. Porque es un juego puro, aun sin pretensiones económicas, pero con la clara convicción de que en ellos residen competidores aguerridos que hace tiempo dejaron la mentalidad de clubes para convertirse en auténticos campeones. Sin duda vamos por un buen camino. El tiempo lo dirá. Hasta el próximo miércoles.