PRESENCIA DOMINICANA
Poder y velocidad
En consonancia con el desarrollo de la humanidad el béisbol ha ido evolucionando de una manera que, manteniendo su esencia, ha permitido que los jugadores optimicen sus habilidades y de esa manera la calidad del juego se transforme positivamente. En eso ha contribuido mucho la mejoría de los estadios donde se efectúa la acción, logrando mejor calidad en el terreno y más equilibrio en los diseños permitiendo haya mayor neutralidad entre bateo y pitcheo.
Una de las muestras más elocuentes de este señalamiento es la cantidad de jugadores que combinan velocidad con poder. Tradicionalmente esta combinación se medía con la cantidad de bases robadas y jonrones que alcanzaba un jugador, cosa que tiene su valor; pero el aporte de un pelotero con su velocidad no se mide únicamente en bases robadas. Tanta importancia tiene un robo como lograr una base extra con un batazo de hit cuando se está esperando remolque. Aunque batear es la destreza más difícil de dominar en deporte alguno, tener la manera de generar velocidad en béisbol aplica positivamente tanto a la ofensiva como a la defensa.
Muchos dominicanos han enseñado manejar muy bien al unísono esas dos destrezas. El primero fue César Cedeño que se destacó en ese sentido entre 1972 y 1977 y en los años ochenta surgieron Pedro Guerrero y Juan Samuel, pero es a partir de los noventa, al emerger Sammy Sosa, Raúl Mondesí y Alex Rodríguez que arriba el grueso de esta especie.
Este último ha sido la máxima expresión en ese sentido: es uno de los cinco que han alcanzado a disparar más de trecientos jonrones y robar más de trescientas bases y esas estafas, un total de 329, se alcanzaron con un promedio de éxito de un 81.2%; siendo así uno de 19 que robaron más de trecientas con crédito por encima del 80%.
A partir del siglo XXI emergen Alfonso Soriano, Vladimir Guerrero, Hanley Ramírez y José Reyes y en actividad están José Ramírez, Fernando Tatis, Jr., Julio Rodríguez y Elly De La Cruz con suficientes facultades para, cuando terminen sus carreras, ocupar un lugar privilegiado en esa unidad.