tribuna abierta
La cultura del engaño
Es de sobra conocido, la nociva práctica de alterar los documentos de identidad (actas de nacimiento) en jóvenes jugadores de beisbol en la República Dominicana que pretenden firmar con equipos de la Major League Baseball (MLB) en un “negocio” que involucra a determinados operadores, incluso de quienes uno menos piensa.
Aunque, es de observar que estas firmas de los jugadores en la que hay de por medio grandes sumas de dinero e intereses diversos, se hacen mediante preacuerdos sujetos a un proceso de investigación de la MLB.
En esta penosa y vergonzosa situación que de nuevo se presenta, hay varios factores que inciden, dejando de lado el problema socio cultural que le precede, por una parte, la proclividad al engaño que está en el ADN del dominicano, por otra, la falta de educación, respeto y probidad, que ya es endémico en nuestro medio en todos los ámbitos.
Así vemos, lo lastimoso que es cuando alguien valiéndose de sus “mañas” sea seducido por las propias farsas e invenciones, apoyado en las artes del engaño con la vileza del rufián, acompañada de la malicia y la mentira.
Es una verdad cruel que seamos engañados por la apariencia de la verdad, pero es peor aún la astucia empleada mediante artificios y fríos cálculos sustentados en la falsedad de quien no tiene temor de Dios.
En otro orden, lamentablemente nos encontramos frente al hecho paradójico que la educación se haya dejado de lado y haya sido sustituida por la posesión de los bienes de la fortuna, apetencia, cuya adquisición en plazo perentorio, como consecuencia y resultado final, es el sacrificar con las propias manos el más precioso de todos los bienes que es el bienestar de la propia condición humana que asegura la paz.
Pero lo insólito es, que no solo el engaño se da dentro del deporte, porque el ser más listo que los otros se ha convertido en el principal pasatiempo nacional, ejemplos hay por doquier de manera enunciativa: pasar la luz del semáforo en rojo, sustraer (robar) la energía eléctrica, colarse en una fila para estar de primero, salir de un problema perjudicando a otro, llevar una doble vida bajo el manto de la infidelidad, vender productos o mercancías por cuenta propia haciendo competencia a la empresa para la cual se trabaja, manipular y utilizar información como funcionario público para otorgar concesiones privadas, falsificar documentos dados en garantía para venderlos, adquirir terrenos del Estado a precio vil, facturar y cobrar el ITBIS y no pagarlo al fisco, valerse de un cargo público para beneficiar a un socio, utilizar las propiedades del Estado puestas bajo su administración alquilándolas en beneficio propio.
No se puede dudar, que las frivolidades traen como consecuencia las triquiñuelas, y cuando alguien quiere siempre hacerse el gracioso faltando seriamente contra la verdad, se impone que hagamos nuestra la necesidad de combatir la mentira tresdoblada y mortalmente engañosa, que es aquella que miente y engaña pretendiendo decir la verdad.