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Wander Franco y su crisis de reputación

Wander, de 22 años de edad, salió de prisión en medio de una investigación por mantener una relación con una niña de 14 años, y pagó miles de dólares a su madre

Wander Franco, campocorto de los Rays de Tampa.

Wander Franco, campocorto de los Rays de Tampa.

Una lamentable crisis de reputación (en principio online), afecta la imagen del pelotero dominicano de Grandes Ligas, Wander Franco, que a la vez salpica a su equipo, Los Rays de Tampa Bay.

Wander, de 22 años de edad, salió de prisión en medio de una investigación por mantener una relación con una niña de 14 años, y pagó miles de dólares a su madre, también acusada dentro del expediente, para contar con su consentimiento.

A pesar de que Wander quedó en libertad condicional, tras estar encarcelado durante dos semanas, tuvo que pagar $2 millones de pesos dominicanos, es decir, unos $34,000 dólares, como garantía económica, y tendrá que comparecer ante las autoridades una vez al mes.

En medio de una temporada estelar, la imagen pública de Wander Franco se vino abajo por una mala decisión, penada ante la justicia dominicana y estadounidense; e inaceptable en ambas sociedades.

Lo más valioso que tiene una figura pública, o empresa es su marca. Y aunque la marca es un intangible de tanto valor, que no tiene precio, en el caso del torpedero banilejo, su contrato millonario con Los Rays se tambalea por su comportamiento inadecuado.

En medio de que, Wander Franco no gestiona de forma oportuna esta crisis de reputación, con una asesoría para el buen manejo de su imagen pública, surgen conversaciones de él utilizadas como evidencias, que profundizan el rechazo de su accionar.

Lo más fácil y rápido de desplomarse es una buena reputación; que a la vez se convierte en lo más difícil de construir. De hecho, hay reputaciones que nunca se recuperan, sin importar la mente maestra del gurú de la comunicación estratégica que intervenga.

Aun así, Wander está a tiempo de salir fortalecido de esta caída, si busca apoyo rápido para una buena gestión de su crisis de reputación, en el que le sea eficazmente diseñado un plan de actuación donde pueda admitir con sinceridad su error, expresar su arrepentimiento, potenciar su imagen para poder minorizar la percepción pública por los daños causados; y más que todo, ser coherente en el tiempo, evitando incurrir en la misma falta penal.  

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