MUJERES DE GRANDES LIGAS
“Retados por la virtualidad”
Los deportes individuales como el golf, el tenis, el ciclismo, requieren un set de habilidades distinto a los atletas que participan de deportes grupales. En los individuales el atleta es el centro de atención, en los grupales ellos son parte de un todo; pero todo atleta que se enfoca puede destacarse y descollar si da el cien por ciento de su capacidad.
En la actualidad, hay un reto que los enfrenta a ambos, y que va más allá de si mismos o de un rival físico. Ahora mismo, los jóvenes deportistas encaran un archi-enemigo, que no se presenta como tal pero es un contrincante a vencer y derrotar, y este se llama LA VIRTUALIDAD.
Nuestros niños y jóvenes atletas se encuentran en la gran dicotomía entre su realidad de vida y su realidad virtual, donde la demanda mental y emocional de la tecnología, compite con el nivel de exigencia de sus disciplinas deportivas. El monstruo de la virtualidad está consumiendo mucho más que lo que una pelota, un bate o una raqueta lo haría.
Las mentes de los jóvenes deportistas están siendo constantemente presionadas y haladas por notificaciones y actualizaciones que compiten con su concentración y desempeño. Muchos niños andan con sus tabletas y video juegos en bultos o mochilas, y están ansiosos de terminar una práctica rápidamente para irse a sentar en su realidad virtual. Otros adolescentes y jóvenes se ejercitan o practican buscando más exhibir su rutina, que mejorar su habilidad; esto es penoso, peligroso, y requiere atención y sabiduría.
Así como la ley de la física establece que dos cuerpos no pueden ocupar un espacio al mismo tiempo, así también nuestra mente no puede rendir si está disgregada y fragmentada. El monstruo de la virtualidad, acarrea consigo el de la distracción y/o la popularidad, y ambas quieren imponerse para atrofiar el desarrollo orgánico, progresivo y natural de nuestros pequeños atletas.
Los padres deben poner especial atención y combatir sabiamente este monstruo que tiene una alta capacidad de destrucción.
“Instruye al niño en el camino correcto y aun en su vejez no lo abandonará.”
Proverbios 22:6