PRESENCIA DOMINICANA

Juego Perfecto

El pasado 28 de junio Domingo German concretó una de las hazañas más celebradas para un lanzador, un Juego Perfecto. Aunque en estos casos todo el reconocimiento se le da al lanzador, realmente gran parte de la proeza le corresponde al equipo que lo respalda defensivamente. Esto lo evidencia el hecho que si alguno comete un error esta se desvanece.

Eso ha ocurrido en varias ocasiones y una fue en el 2014 cuando Clayton Kershaw mantuvo dominados a los Rockies hasta el séptimo episodio. Había eliminado a 18 bateadores consecutivos, diez de ellos por vía del ponche, cuando abriendo esa entrada el campo corto Hanley Ramírez hizo un disparo desviado a la inicial que no pudo dominar el inicialista Adrian González logrando llegar a salvo a la almohadilla Corey Dickerson. De esa manera se rompió el hechizo que entrelazaba el as de los Dodgers, conformándose con un juego sin hits.

En su señalado trabajo German tuvo gran apoyo de sus compañeros del lado izquierdo del cuadro interior. Realizaron siete asistencias, Josh Donaldson cuatro en la antesala y tres Anthony Volpe, torpedero; además que una extraordinaria atrapada en la inicial de Anthony Rizzo en el quinto episodio impidió un incogible de Seth Brown.

En la historia hay tres juegos perfectos no oficiales, la ambigua regla que los define no los acepta. En 1959 Harvey Haddix de los Piratas en doce episodios sacó a 36 bateadores de los Bravos en forma consecutiva, pero, con la anotación en cero en el episodio trece le hicieron una anotación perdiéndose el juego.

Algo así sucedió con Pedro Martínez en 1995 con los Expos. Logró nueve entradas perfectas contra los Padres, pero extendido el desafío al décimo episodio sin anotaciones, Bip Roberts le disparó un doble que impidió la hazaña.

Por último, en 2010 el caso de Armando Galarraga de los Tigres fue patético. Perdió el Juego Perfecto en el noveno capítulo después de dos outs, por una decisión del árbitro Jim Joyce que declaró a salvo en la inicial a Jason Donald de los Indios, demostrándose en la posterior repetición que había sido un claro out.