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Estilo NBA con reglas de la FIBA

El título de esta columna fue parte de la brillante respuesta que le dio el entrenador argentino Sergio Hernández (Oveja) durante una reciente entrevista realizada por José Ortiz, el famoso Piculín y leyenda boricua del baloncesto en su "GOATCast" a través de la plataforma de YouTube.

Una acertada descripción del veterano hombre del básquet cuando el "Picu" lo interrogó con relación a su experiencia en el BSN de Puerto Rico.

Y otro tanto se puede aplicar a la República Dominicana. Por un lado, la gran influencia que tiene sobre la forma de jugar en la mejor liga del mundo, la NBA de Estados Unidos, sobre la mayoría de los países del área es la causa.

Otra, en el caso nuestro, es la proliferación de torneos, la brevedad de los mismos y la clara intención de cada equipo de obtener el campeonato.

Esta premisa presiona a los llamados "refuerzos", en su condición de jugadores de mayor experiencia y pericia y por ende más caros, a olvidar el concepto del juego de equipo y "resolver" con sus recursos particulares.

Torneos de seis, ocho, 10 partidos de vuelta regular, un round robin o semifinal o una final no permite que los equipos puedan ajustarse, juntarse, hacer la química necesaria para poner en la cancha un estilo de coordinación, pases y lances como resultado de una estrategia definida, aprendida, practicada.

A esa situación se agrega la desesperación de los apoderados que, por lo corto del calendario, van a prescindir de los entrenadores luego de dos o tres derrotas seguidas.

Otro ejemplo que puso Hernández en su interesante platica con Piculín fue el siguiente:

Tenemos un importado que llega al país a las cuatro de la tarde, a las seis juega con el equipo, a las ocho ya ha anotado 30 puntos y es el héroe del partido. 

Sin embargo, al salir a la calle puede ser que un compañero ni siquiera lo reconozca. Y un par de encuentros después, si los resultados no son los esperados, puede ser despedido y cambiado por otro.

Cualquier parecido con lo que sucede todos los días en los torneos locales, desde la LNB, hasta el municipio más fronterizo no es pura casualidad.

Sin embargo, lo complejo del calendario, los diversos intereses de la liga y los clubes superiores de cada provincia dificultan lo que sería lo ideal: Una liga fuerte de seis meses con unos torneos provinciales "satélites", pero eso sería un tema muy profundo y para otra columna.