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Marcos Díaz tras encuentro con venenoso pez piedra: “Pensé en un momento que me iba a morir”

El peligroso pez, considerado como uno de los más venenosos en el mundo, lo sorprendió mientras practicaba surf junto a varios amigos

Marcos Díaz durante su entrevista con LISTÍN DIARIO.

Marcos Díaz durante su entrevista con LISTÍN DIARIO.

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Shaddai Eves
shaddai.eves@listindiario.com
Santo Domingo, RD​

“Pensé en un momento que me iba”, fue como expresó el nadador dominicano de ultra distancia en aguas abiertas, Marcos Díaz, sobre el incidente que casi lo lleva al límite en la playa La Boya, ubicada cerca del Megapuerto Caucedo en Boca Chica, al pisar un “stone fish” o pez piedra.

El peligroso pez, considerado como uno de los más venenosos en el mundo, lo sorprendió mientras practicaba surf junto a varios amigos.

“Yo pensé… ¡Wow… Después de nadar tanto en los mares más difíciles, a una orilla estaba mi vida en juego! No podía creer que la vida se me iba”, narró en conversación con LISTÍN DIARIO, indicando que sabía que el tratamiento era inmediato y solo tendría menos de hora y media para accionar.

“Pensé en un momento que me iba”, fue como expresó el nadador dominicano de ultra distancia en aguas abiertas, Marcos Díaz, sobre el incidente que casi lo lleva al límite en la playa La Boya, ubicada cerca del Megapuerto Caucedo en Boca Chica, al pisar un “stone fish” o pez piedra. Video

Testimonio de Marcos Díaz


¿CÓMO PASÓ?

Marcos, experimentado en las aguas peligrosas, sintió el pez a tan solo 12 pulgadas de profundidad. Aunque estaba alerta, la situación lo llevó a clavarse lo que inicialmente pensó que era un cristal roto en el talón de su pie derecho.

“A pesar de todas mis previsiones, yo digo que ese estaba para mí, a no más de 12 pulgadas de agua cuando no podía seguir sobre mi tabla y no me quedaba de otra que ponerme de pie… entonces siento que me clave un cristal roto que estaba en el agua, esa fue la sensación”, describió el atleta dominicano.

Marcos contó que de inmediato procedió a decirles a sus amigos que estaban fuera que se había clavado un “cristal”. Sin embargo, cuando llegó a su vehículo y se limpió con agua la realidad fue más aterradora al descubrir tres puntas en líneas simétricas, indicando la picadura del pez piedra.

“Veo las típicas tres puntas rojas como si fueran alfileres que estuvieran clavados y automáticamente ya sabía el protocolo”, contó.

El protocolo iniciaba sumergiendo el pie en agua caliente para contrarrestar el veneno. Con el tiempo en contra, pidió a un niño del vecindario que lo llevara a donde pudiera conseguir agua caliente.

Mientras enfrentaba el dolor, alertó a su compañero Rubén a través del chat sobre el peligro y la necesidad de ayuda urgente.

“Sé que no puedo ir a la ciudad porque el efecto del veneno actúa rápido, llegando a afectar el sistema nervioso y complicarse. A uno de los niños que viven en el barrio aledaño y que estaba custodiando los vehículos, le dije que se monte y me lleve hasta donde podía conseguir agua caliente”, narró.

Marcos relató que envió un mensaje a su compañero Rubén que volvía a la capital, diciéndole que había pisado un pez piedra y que le avisara a los que quedaron en la playa.

Narró que Rubén ya iba por el peaje y llamó al doctor Pedro Iván Peralta, quien es intensivista y encargado de la Emergencia de Corazones Unidos, quien le envió los pasos médicos afirmando que “Marcos no podía salir hacia la capital, porque no le daba tiempo”.

Díaz indicó que el médico coordinó la atención con varios colegas intensivistas hasta dar con dos que “milagrosamente” estaban por la zona.

“El dolor ya se empezaba a extender en el cuerpo completo y siento que empiezo a temblar, pero no de escalofríos, sino que era un temblor involuntario y sentía que podía en algún momento perder la razón y le pido al joven que vaya a la Emergencias y pregunte si tienen suero y medicamento de cortisona”, relató.

Al cabo de un rato, dijo que llegaron los tres amigos que habían estado surfeando junto él y les indicó que llevaba 20 minutos con el pie sumergido en el agua e inmediatamente se inquietaron y “me cargaron y me llevaron a un hospital y es cuando empiezan las llamadas del médico de la capital”.

“Aumentaron las dosis de hidrocortisona y Dexametasona, pidieron un bisturí, abrieron una buena herida, limpiaron para sacar los restos que el pez pudo haber dejado en el pie (veneno y otros) y dejaron sangrar la herida. Nunca había visto un suero tan rápido, no era gotita por gotita… Era una línea rápida”, explicó.

El viaje a Santo Domingo se volvió inevitable, y el tratamiento se intensificó en la clínica. La comunidad, el personal de emergencias y el esfuerzo coordinado entre médicos locales y de la capital se convirtieron en una red de apoyo esencial.

“Fue una coincidencia de conocimientos, acciones colaborativas de la comunidad y las doñitas que me hirvieron el agua, el personal de Emergencias en el hospital, que estuvo dispuesto a escuchar”, contó.

En sus propias palabras, Marcos concluyó: “Yo no creo que una persona con alguna condición de salud podría aguantar lo que aguanté. El pez piedra tiene un veneno similar al de una cobra, es un dolor insoportable y dependiendo de los organismos, puede tener repercusiones fatales o serias complicaciones”.

Del mismo modo, aseguró que ha tenido otros cuadros médicos complicados, no obstante, esta experiencia que vivió multiplicó todo y fue “única”.

RECUPERACIÓN

Marcos contó que fue dado de alta este jueves tras pasar la noche del miércoles ingresado en un centro médico de la capital.

Asimismo, indicó que está en proceso de recuperación con los medicamentos correspondientes, indicando que los médicos le dan seguimiento y observación preventiva.

Su pie derecho afectado continuará vendado a lo que sana su herida localizada en la planta.

“Me queda la herida de la planta del pie derecho, que aunque el pez piedra no me hizo una herida me la hicieron para sacar los restos del veneno del pez”, dijo a LISTÍN DIARIO.

PROTOCOLO PARA PEZ PIEDRA

Por otro lado, a raíz del incidente ocasionado por el animal marino, Marcos consideró necesario compartir al sistema de salud dominicano el protocolo médico que le salvó la vida debido a que “el pez habita allí y es algo que puede ocurrirle a cualquier persona”.

El atleta dominicano tiene la intención de divulgar cómo se puede evitar este tipo de incidentes y como se puede tratar.

Esto, porque hay muy poca información en el área de salud pública sobre playa y balnearios. De ahí, que surja la iniciativa de procurar que llegue a las Emergencias y Urgencias de los hospitales del país.

“Vamos a tratar de comenzar con ese policlínico que está a 200 metros del lugar donde vamos a surfear para proveerle el protocolo médico, con la cantidad exacta de los medicamentos y demás, cuestión de que el paciente llegue, sepan que hacer y no haya necesidad de trasladarlo a otro sitio”, explicó.

“En eso nos enfocaremos en los próximos días”, agregó.

RECOMENDACIONES

Recomendó a bañistas y nadadores no entrar a nadar en solitario.

“Si hubiese estado solo, no estuviera vivo para contarlo. Nunca en mi vida, incluso siendo récord del mundo, salí a entrenar solo bajo ninguna circunstancia”, dijo.

Asimismo, hizo un llamado a no pisar “nada que usted no vea donde está pisando, sobre todo si se trata de rocas o corales”.

“Desde que usted vea que no es seguro seguir caminado, flote y nade”, señaló.

“Pensé en un momento que me iba”, fue como expresó el nadador dominicano de ultra distancia en aguas abiertas, Marcos Díaz, sobre el incidente que casi lo lleva al límite en la playa La Boya, ubicada cerca del Megapuerto Caucedo en Boca Chica, al pisar un “stone fish” o pez piedra. Video

“Pensé en un momento que me iba a morir”, según Marcos Díaz tras encuentro con venenoso pez piedra


SOBRE EL PEZ PIEDRA

Es un pez que vive a menudo debajo de rocas y salientes hasta 20 m de profundidad.

Presenta un cuerpo verrugoso y manchado que no se distingue del medio que lo rodea, hasta deja que las algas y las anemonas crezcan por encima de su piel para contribuir a su camuflaje.

Cada glándula segrega hasta diez miligramos de un veneno muy similar al de las cobras, tan potente como para matar a una persona en un par de horas entre atroces sufrimientos: una sola espina produce un dolor tan agónico y lacerante, que algunos picados enloquecen y muerden a quienes intentan ayudarlos.

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