PRESENCIA DOMINICANA
Debacle
Fue una de las mayores decepciones sufridas por la nación deportiva dominicana la actuación del equipo representante en el pasado Clásico Mundial. Las críticas han sido acertadas, se violaron principios inmutables del béisbol; jugar en conjunto, fomentar la armonía, mantener la disciplina y sobre todo utilizar jugadores en buenas condiciones.
Lograr que un bateador equilibre la velocidad de su giro con el madero es muy complejo, por algo batear es considerada la tarea más difícil de deporte alguno. En el evento de 2006 Cuba derrotó a República Dominicana en el juego que decidía el pase al partido final ayudado por la formidable contribución de su veterano lanzador Pedro Luis Lazo que dominó los bates criollos con envíos rompientes de escasa velocidad. Al respecto Albert Pujols, una de las víctimas de Lazo, expresó posteriormente que estaba seguro, que con el debido dominio de su bate habría destrozado esos lanzamientos.
Reitero que las críticas post certamen han sido certeras, pero las más importantes fueron las vertidas antes del Clásico, que se cumplieron. Desde el inicio se emitieron señales de la desorientación que había en la cúpula. Nelson Cruz ha sido un gran jugador de béisbol, su sitial en la inmortalidad dominicana está
asegurada, pero no era momento para improvisar con él como Gerente General. Le puso la tapa al pomo cuando se incluyó como jugador. Fue al mismo tiempo jefe y subalterno del dirigente y su presencia en el dogout en esas condiciones se reflejó negativamente en el ánimo de los jugadores. Entiendo que nunca en la historia del juego ocurrió algo semejante. A eso hay que agregarle que estando disponibles un menú de dirigentes que han evidenciado su talento, se eligió al menos calificado y con menos experiencia.
La posición del béisbol dominicano como segundo en calidad en el mundo no está en discusión por los resultados indicados, la muestra es muy pequeña para ser concluyente. Ohtani se equivoca, el béisbol japonés no está por encima del dominicano, ni del cubano, puertorriqueño, venezolano o mexicano. Donde si tiene razón es que hubo prepotencia, arrogancia, pedantería y soberbia; ese es un mal habitual del dominicano difícil de erradicar. tonypinacampora@gmail.com
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