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El Deporte

TRIPLE TEAM

A soñar otra vez con la selección ideal

Las declaraciones de Karl-Anthony Towns con relación a su disponibilidad para integrar la selección nacional para la Copa del Mundo en Japón, Filipinas e Indonesia pone otra vez a los seguidores del baloncesto a “soñar” con el que podría ser el equipo ideal para afrontar tal compromiso.

El ejercicio es apasionante, pero de difícil resolución. Lo bueno es que antes había que incluir a jugadores que tal vez no tenían el grado de equipo nacional. Ahora nos sobra talento.

Una tarea que el entrenador Néstor -Ché- García y su cuerpo de asistentes tendrán que resolver.

La columna TRIPLE TEAM les ofrece una “ayudita” en ese sentido.

Seis jugadores que se quedarían de los “héroes de Mar del Plata”: los armadores Gelvis Solano y Andrés Feliz, los tiradores Víctor Liz y Jean Montero, además de los hombres altos Eloy Vargas y Ángel Delgado.

Otros seis nuevos que se integrarían serían: los NBA Karl-Anthony Towns, Al Horford y Chris Duarte, el G-League Lester Quiñones, un favorito del Ché, Luis David Montero y L.J. Figueroa. Solano y Feliz han florecido bajo las riendas del Ché y aseguran la posición uno.

Liz, el capitán, y Montero, la gran revelación, serían interesantes suplentes en la posición dos, con igual trabajo asignado para Vargas y Delgado, las torres gemelas que han sustentado las batallas reboteras en las ventanas clasificatorias.

Con uno de los dos armadores, entonces un posible quinteto sería completado por Quiñones (2), Duarte (3), Horford (4) y Towns (5).

Si Montero está en forma de juego y L.J. Figueroa se hace disponible son garantía de calidad como delanteros rápidos.

Duele no tener a Antonio Peña y Rigoberto Mendoza, que serían grandes sacrificados al igual que Gerardo Suero, todos parte imporante del triunfo ante Argentina.

Justin Minaya, David Jones y Joel Soriano también deberían tener gran consideración siempre que sus agendas o compromisos le permitan unirse al equipo.

Mucho talento y solo 12 espacios para conformar un equipo.

Y nadie sabe si por esta vez, el sueño se hace realidad y nos hace avanzar hasta los Juegos Olímpicos, la última barrera que queda para el básquetbol dominicano.

Que así sea.