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TRIPLE TEAM

La verdadera era dorada del basket

La pregunta es interesante y pone en perspectiva el devenir del desarrollo del baloncesto en la República Dominicana.

Los más veteranos defienden la posición de los extraordinarios talentos que adornaron los tabloncillos nacionales, principalmente durante la década de 1980 y parte de 1990.

Los más jóvenes, sin embargo, alegan que es esta generación, con sus medallas, clasificaciones mundiales y éxitos continentales, la “dorada”.

Y en bajo ese precepto, la razón se inclina ante los segundos.

Con tres clasificaciones a la Copa Mundial, otras a nivel de las categorías formativas y la explosión del talento dominicano diseminado por los cinco continentes, es difícil rebatir.

Sin embargo, hay que poner las cosas en su justa dimensión y contexto.

Por talento, la pasada ha sido la “Era Dorada” del baloncesto dominicano, aunque por resultados sea la que estamos viviendo ahora.

Y es que en aquella podíamos disfrutar de los máximos talentos en los torneos domésticos tanto en la cancha como desde los banquillos de director técnico.

Los nombres abundan tanto en uno como en otro sentido. Todos los mejores estaban aquí, algunos residian en el exterior, pero siempre estaban disponibles.

Pero coincidieron con la época en la cual Cuba, Puerto Rico y Panamá eran potencias en el área que competían a nivel de Juegos Olímpicos y Mundiales.

A esa gran competencia y a que muchas veces nuestros grandes talentos en el patio no pudieron encontrar la química, el juego de equipo, se le puede atribuir la sequía de medallas que se extendió desde 1978 (bronce, Juegos Centroamericanos y del Caribe en Colombia) hasta 1995 (plata, Centrobasket en Santo Domingo).

Ahora, nuestros más grandes talentos, con ligeras excepciones, no hacen vida en el patio ya que ven acción a nivel de NBA, G-League o NCAA.

Pero los muchachos de ahora han conseguido la química, ese sentimiento de jugar juntos, aprovechar las fortalezas de cada quien, sacrificar sus estadísticas en busca de un bien común.

Escoja la suya. La que más le guste o la que prefiera. Ambas merecen todo nuestro apoyo. Ambas son nuestras.