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OLIMPISMO

A un año de invadir a Ucrania, Rusia sigue exiliada del deporte

El presidente de Rusia Vladimir Putin con el presidente del Comité Olímpico Internacional Thomas Bach en una reunión en el Ice Dome en Sochi, Rusia en 2014.

El presidente de Rusia Vladimir Putin con el presidente del Comité Olímpico Internacional Thomas Bach en una reunión en el Ice Dome en Sochi, Rusia en 2014.

Un año después de que comenzó la invasión a Ucrania, la reintegración de Rusia al mundo deportivo amenaza con crear el mayor cisma en el movimiento olímpico desde la Guerra Fría.

Rusia sigue excluida de muchos eventos deportivos internacionales pero eso podría cambiar pronto. Los Juegos Olímpicos del año próximo en París se aproximan rápidamente, y los torneos eliminatorios están en curso.

El Comité Olímpico Internacional trabaja para reanudar la participación de competidores rusos y bielorrusos, pero no todos están de acuerdo con eso.

Si los deportistas rusos vuelven a las competencias, el deporte mundial tendrá que resolver dos problemas clave que se volvieron evidentes desde los primeros días posteriores a la invasión.

¿Cómo pueden los deportistas rusos volver sin que se marchen los ucranianos? ¿Qué puede hacerse con los deportistas rusos que apoyen la guerra?

Cuando se libraban las primeras batallas, la selección ucraniana de esgrima se negó a competir contra la rusa durante un torneo en Egipto. Portó un letrero que decía: “¡Detengan a Rusia; detengan la guerra; salven a Ucrania; salven a Europa!”.

Un año después, uno de los mayores obstáculos para un regreso de Rusia al deporte es la amenaza insistente de Ucrania, acerca de un boicot contra los eventos, con tal de no dar a su enemigo un éxito propagandístico y de no traumatizar a los deportistas ucranianos afectados por la guerra.

Otros países europeos han advertido con boicotear los Juegos Olímpicos si se permite la participación de deportistas rusos.

Los últimos casos extendidos de boicot olímpico llegaron hace cuatro décadas, cuando Estados Unidos y más de 60 aliados se ausentaron de los Juegos Olímpicos de Moscú 1980. La Unión Soviética y sus aliados tomaron represalias y boicotearon los Juegos de Los Ángeles 1984.

Los actos de deportistas específicos constituyen otro problema potencial. El gimnasta ruso Ivan Kuliak adhirió un símbolo con una “Z” a su pecho, imitando una marca usada en los vehículos militares de su país, justo cuando ascendió al podio junto al ganador ucraniano durante un evento realizado en Qatar en marzo.

Se le suspendió durante un año.

El COI advierte ahora que no apoyará el regreso de ningún deportista ruso que haya “actuado contra la misión de paz del Comité, al apoyar activamente la guerra en Ucrania”. Sin embargo, no ha definido lo que ello significa en la práctica.

Las organizaciones deportivas tomaron medidas con celeridad el año pasado, para responder a la invasión rusa. Un día después de que los tanques se adentraron en Ucrania, Rusia fue despojada de la sede de la final de la Liga de Campeones de fútbol y del Gran Premio de la Fórmula Uno.

Tras cuatro días, el COI recomendó excluir a los deportistas rusos y bielorrusos de los eventos, “para proteger la integridad de las competiciones globales y en aras de la seguridad de todos los participantes”.

La selección nacional de fútbol de Rusia estaba entonces en el repechaje para el Mundial de Qatar, al que esperaba clasificarse. Pero Polonia se negó a enfrentarla.

Rusia fue excluida después de la competencia, cuatro años después de ser sede del Mundial de 2018 y de llegar a los cuartos de final.

Mientras se acercan los Juegos Olímpicos de París, el COI ha enfatizado en su deber de evitar la discriminación contra cualquier deportista con base en su nacionalidad y en abrir un camino para que los rusos y bielorrusos compitan como atletas neutrales sin símbolos nacionales.

El COI argumento que se evitarían preocupaciones de seguridad si Rusia y Bielorrusia compitieran en eventos en Asia, incluidas las eliminatorias olímpicas durante los Juegos Asiáticos en China.

Asimismo, el COI apunta al caso del tenis, donde las giras profesionales de hombres y mujeres han permitido que los rusos y bielorrusos compitan sin símbolos nacionales.

La bielorrusa Aryna Sabalenka se coronó el mes pasado en el Abierto de Australia.

Incluso en el tenis, Rusia y Bielorrusa están excluidas de las competiciones por equipos nacionales, como la Copa Davis y la Billie Jean King. Tampoco pudieron participar en la edición más reciente de Wimbledon.

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