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Michael Jordan, el jugador que tuvo que "volar" porque no era lo suficientemente alto

Con seis anillos de campeón de la NBA, Michael Jordan cumple 60 años este 17 de febrero, aunque sus inicios en el mundo de la canasta fueron difíciles. Su primer entrenador colegial en Wilmington, Carolina del Norte, le dejó fuera del equipo porque no era lo suficientemente alto y le recomendó que se olvidara del baloncesto y se dedicara a las matemáticas.

Sin embargo, perseveró en su pasión por el basket y en 1982 ganó la liga universitaria con Carolina del Norte. En el "draft" de la NBA de junio de 1984 fue tercero en la primera ronda por los Bulls de Chicago.

Ese verano de 1984, poco antes de conquistar la primera de sus dos medallas de oro olímpicas en Los Ángeles, la segunda fue en Barcelona con el "Dream Team" en final contra los españoles, el fotógrafo Jacobus Rentmeester tomó la icónica foto de Jordan volando.

“AIR JORDAN”, “HIS AIRNESS”.

En sus primeros años con los Bulls ganó dos de los tres concursos de mates del Partido de las Estrellas, el de 1987 y el que nos queda en la retina del 6 de febrero de 1988, cuando en uno de sus intentos voló desde la línea de tiros libres hasta machacar el balón en el aro. Desafió las leyes de la gravedad, manteniéndose en el aire 0,92 segundos, lo que contribuyó a forjar la leyenda de "Air Jordan", al que se sumó el de "His Airness".

Se calcula que en alguno de sus "vuelos" llegó a despegarse hasta 122 centímetros del suelo.

Poco a poco se convirtió en el líder de los Bulls, con los que acaparó seis anillos de la NBA y cinco MVP. Los tres primeros títulos consecutivos, en 1991, 1992 y 1993. Consiguió que la afluencia a las gradas del viejo Chicago Stadium se incrementara en 6.000 espectadores.

Su espectacular juego, con increíbles entradas al aro o tiros "imposibles", le reportaron a lo largo de su carrera una media de anotaciones de 30,1 puntos, récord histórico en la NBA que comparte con Wilt Chamberlain, que quedó reflejado en sus siete entorchados consecutivos como mejor anotador de las fases regulares de 1986-87 a 1992-93 y en los que estuvo, además, en el quinteto ideal.

Su liderazgo no escapó tampoco a las grandes marcas. Nike lo convirtió en su imagen desde mediados de los ochenta e incluso le dedicó su propia línea de zapatillas, las "Air Jordan".

Todo se truncó de forma abrupta con el asesinato de forma violenta de su padre, desaparecido en julio de 1993 y cuyo cadáver se encontró días después junto a un río. Hundido y sin motivación para seguir jugando, el 6 de octubre se retiró y adoptó como refugio, a modo de terapia, en el béisbol, con los Chicago White Sox, y el golf.

Sólo cinco meses después de que los Bulls retiraran su dorsal "23", Jordan dio la sorpresa y volvió a entrenarse con el equipo. Por segunda vez, tomó el papel de líder, pero su aporte inicial no fue suficiente y quedaron apeados en las semifinales de la Conferencia por los Magic de Orlando. Una vez engrasada la maquinaria, volvió a brillar y los Bulls consiguieron otros tres anillos consecutivos (1996, 1997 y 1998), en los que también fue el máximo anotador, rozando la treintena de puntos, y fue MVP de la competición regular en 1996 y 1998.

Jordan ligó su continuidad en los Bulls a que el técnico Phil Jackson continuara para una décima campaña en su banquillo, la 1998-99. Premisa que no se produjo y el 13 de enero de 1999 Jordan se retiró por segunda vez. También salieron dos pilares del equipo: Scottie Pippen y Dennis Rodman.

En enero de 2000 volvió al mundo de la canasta, pero desde los despachos de los Wizards de Washington, como presidente de operaciones y accionista minoritario. Sin embargo, en abril de 2001 volvió a entrenarse y en septiembre, a sus 38 años, volvió a vestir de corto, convencido de que podía aportar y transmitir valores a la joven plantilla de un equipo mediocre. No lo logró en el liderazgo de este tercer proyecto, en el que había perdido un tercio de su capacidad anotadora, y el 7 de mayo de 2003, fue despedido del club por no lograr el objetivo de la reconstrucción del equipo.

Nunca más jugó y, tras varios intentos fallidos por seguir ligado al baloncesto, en 2006 se convirtió en accionista minoritario de los Bobcats de Charlotte, uno de los peores equipos de la NBA, que en marzo de 2010 acabó adquiriendo y que recuperó su nombre original de Hornets cuatro años después.

Considerado uno de los mejores jugadores de la historia del baloncesto, ingresó en septiembre de 2009 en el Salón de la Fama y en noviembre de 2016 el presidente Obama le reconoció con la Medalla de la Libertad. Además, la NBA ha dado su nombre al trofeo de MVP desde la temporada 2022-23.

Sus viejas zapatillas y camisetas se han convertido en objetos de culto. Por un par de las primeras Nike Air Ships se pagaron 1,5 millones de dólares en una subasta en 2021, y un año después una camiseta de los Bulls se adjudicó por poco más de 10 millones de dólares.

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