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DEPORTE GLOBAL

Sobre el aprobado proyecto de ley general del deportes

Cuando se lee el proyecto aprobado en dos lecturas por la Cámara de Diputados, comprendemos porque hasta hoy en día el Estado no ha entendido su rol con el deporte, no ha regulado ni ordenado la vida deportiva nacional y, es que no se han asimilado los valores, el significado y el alcance de la Constitucionalización del deporte en nuestro país.

Nos limitaremos a los aspectos constitucionales que se ignoran, y los objetivos generales de la Estrategia Nacional de Desarrollo Ley 1-12, que el deporte como un derecho fundamental se eleva a la categoría de bien público, desde ahí se establece la prioridad del Estado con esta Actividad Física, que es la formación moral, física, intelectual y mental del ser humano desde los recintos educativos. Fundamentado en los atributos que contiene el deporte, como son trabajo en equipo, la equidad, la disciplina, el respeto por el oponente y las reglas del juego. Por supuesto, el elemento inspirador, motivador, entusiasta que produce el deporte y su impacto en la familia, trayendo consigo cohesión social y coexistencia pacífica para producir una sociedad igualitaria desde la escuela como consecuencia de la calidad de la educación.

El deporte como un derecho fundamental guarda relación y promueve otros derechos, desde el aspecto educativo y formativo. Como son la salud, cultura, dignidad humana, libre desarrollo de la personalidad, libertad de reunión, libertad de asociación, persona de la tercera edad, discapacidad y hasta el medio ambiente.

Desde ahí nace la necesidad del ámbito de regulación del Estado para preservar el Estado social, fundamento de la democracia y, de esa manera proteger el interés supremo que se entiende con el deporte, y promover un ecosistema que preserve los elementos indispensables para la paz social, garantizando los derechos de todos los que inciden en el deporte. Esa es la naturaleza de una ley del deporte, primero cuidar y regular un derecho fundamental, y segundo ordenar una poderosa industria llamada ligas profesionales y Comités Olímpicos Nacionales, para que no afecte el propósito fundamental del Estado con el deporte que es la accesibilidad, masificación, recreación y el aspecto formativo.

El desafío de la sociedad dominicana y el sector deportivo nacional, no es de forma, sino de fondo, porque el sistema deportivo nacional vive sin un marco normativo que regule esa relación entre el atleta y el dirigente, produciendo anarquía; en consecuencia, predomina el autoritarismo y la inobservancia de las normas democráticas. Por lo tanto, lo que se requiere para transformar el modelo deportivo dominicano es voluntad, ya que tenemos los suficientes mandatos constitucionales, para producir la transformación institucional que necesita el deporte.

Solo por poner un ejemplo, Colombia tiene una ley del deporte desde el 1995, y, es uno de los países que exhibe mayores niveles de desarrollo deportivo de nuestra región. En el orden institucional, normativo y de principios democráticos, solo basados en los valores de su última reforma constitucional en el año 2000. Por consiguiente, ese proyecto aprobado; además, de una serie de contradicciones y articulados innecesarios, no contempla lo indispensable para llevar a cabo las transformaciones y el ordenamiento de la vida deportiva de nuestro país. Como diría un profesor en mi etapa de estudiante de derecho, es mejor una ley mala que se cumpla que una nueva ley para cumplirla.

República Dominicana tiene los mandatos constitucionales, la Estrategia Nacional de Desarrollo, la Ley General de Deportes para que el deporte sea políticas públicas de educación y salud, desde los recintos educativos y, aun así el sistema deportivo dominicano vive como a mediados del siglo XX, porque el Estado dominicano, no ha asumido su rol con el deporte ni ha regulado la vida deportiva nacional.

SEPA MAS

Basado en el orden constitucional, el deporte es un bien público, cambia la condición jurídica de las organizaciones deportivas, instituciones privadas, interés público; por tal razón, el Estado dominicano subvenciona al Movimiento Olímpico Dominicano. Desde ahí nace la necesidad de regulación por las características del deporte, que es para el disfrute ciudadano.