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PRESENCIA DOMINICANA

DOS IMPORTADOS DE PRESTIGIO

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Tony Pina CamporaSanto Domingo

En menos de una semana falleció Gaylord Perry, miembro del Salón de la Fama del béisbol de las grandes ligas y el Comité de la Era Contemporánea de esta institución seleccionó a Fred McGriff para ser exaltado en su próximo ceremonial. Ambos dejaron su huella en el béisbol dominicano.

Perry reforzó al Escogido en la campaña de 1963-64, era un prospecto importante de los Gigantes con experiencia de liga mayor y se unió a Juan Marichal, quien estaba ya consagrado en la rotación de ese equipo como un estelar. Ambos con un lugar en Cooperstown constituyen la única pareja que ha sido parte del cuerpo de abridores de un equipo del circuito dominicano que posteriormente alcanzaron ese honor.

El norteamericano lanzó en 135 episodios con PCL de 2.00 y registro de ganados y perdidos de 8-8 y Marichal completó 92.2 entradas encabezando el departamento de PCL con 1.36 y récord de 7-4. Perry tuvo una carrera de 22 temporadas en grandes ligas concluyendo con un PCL de 3.11 en 5,350 episodios. Sencillamente extraordinario.

Por su parte, McGriff participó en Lidom con Azucareros, Leones y los desparecidos Caimanes en las temporadas de 1984-85, 1986-87 y 1987-88 respectivamente. Sus resultados no fueron muy abundantes, disparó en total para línea ofensiva de .208/.338/.318 con nueve cuadrangulares en 453 apariciones al plato, pero enseñó un estupendo potencial al que solo le faltaban algunos ajustes para desarrollar mejor acometida.

Pertenecía a los Azulejos de Toronto y luego de su última actuación le fue entregada la custodia del primer cojín de ese conjunto alcanzando OPS de .928 con 34 cuadrangulares y 82 remolcadas. Al final de su carrera había conseguido 493 jonrones y OPS+ de 134, o sea, su ofensiva estuvo un 34% por encima del promedio de la época. De esos 493 cuadrangulares, 416 fueron defendiendo la primera base, la novena cifra más alta de la historia resguardando esa almohadilla.

Con el arribo de Fred McGriff a Cooperstown se alcanzará la cantidad de veinte jugadores importados por el béisbol dominicano que después sus actuaciones le han valido para ser honrados con una posición en el Salón de la Fama.