MUJERES DE GRANDES LIGAS
“INTERCAMBIO”
Carolina Cruz de Martínez
carolinacruzdemartinez@yahoo.com
Nada es gratis en la vida, pues todo viene con una factura añadida, ya sea al corto, mediano o largo plazo. Todo lo que uno siembra cosecha, y todo gustazo tiene su trancazo.
Los atletas profesionales están muy expuestos a participar de estos intercambios sin saberlo.
El prefijo inter significa “dentro de, entre o en medio de otra cosa”. En ese sentido se intercambia algo cuando de manera recíproca y consensuada se da un elemento por otro; se entrega algo y se recibe otra cosa.
Muchos atletas intercambian su salud y su juventud por el sueño de llegar; se puyan para añadir millas o aumentar su masa muscular, y luego se atrofian o fallecen y todos lamentan pero nadie se detiene a preguntar; otros intercambian dinero rápido por un porcentaje que los quebrará a largo plazo, pero la presión por resolver es más fuerte que detenerse; muchos intercambian su anonimato por fama, y luego maldicen el día de haberse expuesto a una plataforma que sólo mata; otros intercambian su familia por un placer pasajero, sin reparar en el dolor que esto traerá, salvo cuando sienten la opresión y la inestabilidad.
Cuando se entrega lo verdadero para recibir algo falso y pasajero, el corazón del atleta, sin saberlo, entra en una prisión y un oscuro agujero. La plataforma del deporte profesional es la perfecta para ensanchar el ego y esto no es más que la antesala de escenarios perfectos para los intercambios más atractivos pero asesinos.
Todo lo que se hace y ejecuta en vanidad, ira, ego, orgullo, arranque, ímpetu, pasiones desordenadas y ‘atento a mí’ no es más que una trampa para luego cobrar cada una de esas bravuconadas; sea que se ejecuten de manera pasiva y silente, o de manera pública y eufóricamente.
Siempre será mejor que el atleta pase por pariguayo, ‘palomo’ y lento, que por rápido y tiguerón. Al final del día uno solito, sin nadie más, tendrá que lidiar con cada consumo que hizo en la vida fuera de los principios establecidos por el Dador de la misma.
“Como el gorrión en su vagar, y como la golondrina en su vuelo, Así la maldición nunca vendrá sin causa.” Proverbios 26:2