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PRESENCIA DOMINICANA

El Fantasma

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Tony Piña CámporaSanto Domingo

De esa manera llamaban a Julián Javier en el apogeo de su carrera como intermedista de los Cardenales de San Luis por la habilidad que exhibía, para como un relámpago, aparecer atrapando las bolas conectadas que intentaban cruzar el cuadro como incogibles y convertirlas en out. Su alcance defendiendo la posición era extraordinario y su maestría para fildear los globos en terreno corto de los jardines, insuperable.

Esta estrella del génesis de la presencia dominicana en las grandes ligas va a ser exaltada al Salón de la Fama de la señalada franquicia. Honor muy merecido, los Cardenales son una entidad de larga y brillante estancia en el mejor béisbol del mundo y se convertirá en apenas el cuarto intermedista en su historia que recibe este honor, los otros tres son Roger Hornsby, Red Schoendienst y Tom Herr.

Firmado en 1956 por Howie Haak para los Piratas de Pittsburgh, Javier tuvo un rápido desarrollo en las ligas menores; negociado a los Cardenales al inicio de la campaña de 1960, desde su llegada le encomendaron la defensa del indicado reducto y con él allí obtuvieron tres títulos de campeones de la liga Nacional en cinco años, entre 1964 y 1968 y dos coronas mundiales.

Defendió esa área en 1,498 juegos, máxima cantidad para un dominicano en liga mayor hasta la llegada de Robinson Cano y Luis Castillo. Le tocó jugar en un periodo de profundo dominio de los lanzadores, al extremo que es considerado en la memoria como el segundo de la “Bola Muerta”.

Aun así, generó un valiosa ofensiva para un jugador de su posición en ese lapso. En 1967 obtuvieron el gallardete ayudados por su significativo empuje, además de una brillante defensa.

Encabezó a los intermedistas del circuito en promedio de bateo, jonrones y remolcadas.

Su capacidad de producir en situaciones difíciles la demuestra el porcentaje ofensivo de .333 que alcanzó en 19 juegos de Serie Mundial y el de .315 en 101 apariciones al plato en series finales del béisbol invernal. Obtuvo el galardón de Jugador Mas Valioso del evento culminante de 1967 defendiendo la insignia de las Águilas Cibaeñas.

Enhorabuena Julián Javier, noble ejemplo del pelotero dominicano.