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A TIRO DE HIT

Una inesperada decepción

Deploramos que hoy sea necesario desviarnos de los temas que normalmente tratamos para referirnos a la noticia que ha dominado el mundo del béisbol en la pasada semana: La suspensión de Fernando Tatis, Jr. por 80 partidos como resultado del uso de Clostebol, una sustancia para mejorar el desempeño.

Ha sido un año para olvidar el que ha vivido el joven toletero dominicano. Primero los problemas en el hombro, luego su accidente de motocicleta que lo sacó de circulación durante esta temporada y ahora esto.

Tatis informó en un comunicado que, sin saberlo, utilizó un medicamento para tratar una infección de la piel. El mismo contenía Clostebol. A estas alturas, no hay excusa para utilizar cualquier medicamento sin hacer uso de los recursos que están disponibles para los jugadores de MLB.

Podemos creer la explicación del joven de 23 años. Pero, de más está decir que cualquier jugador de béisbol tiene la responsabilidad de informarse con relación a cualquier sustancia que tenga la necesidad de utilizar.

Fruto de la frecuencia con que los jugadores nuestros se ven involucrados en situaciones de este tipo, se puede decir que hemos perdido casi toda la capacidad asombro.

Los siguientes datos explican la razón: Desde 2005, un total de 63 jugadores de Grandes Ligas han sufrido suspensiones por uso de sustancias prohibidas. 27 de ellos, o el 43%, son dominicanos. Es el mayor total para cualquier país, aún por encima de Estados Unidos, de donde provienen la mayoría de los beisbolistas activos.

En cuanto a los Padres de San Diego, tendrán que esperar a mayo de 2023 para poder juntar en su alineación a Juan Soto, Manny Machado y Tatis, Jr. El conjunto tiene el talento para clasificar sin su torpedero, pero en una serie corta podrían sentir la ausencia de su bate, considerando la calidad del pitcheo que generalmente vemos en los playoffs.

Le toca a Tatis prepararse con disciplina durante la temporada muerta e iniciar los trabajos para recuperar la confianza de su organización, sus compañeros y de la significativa cantidad de seguidores que ha reunido gracias al talento excepcional que ha enseñado en el terreno de juego.

Es su deber reorientar una incipiente carrera y premiar la confianza que depositó el alto mando de los Padres al otorgarle un contrato que deberá mantenerlo en San Diego hasta mediados de la próxima década.