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CON LOS CAMPEONES

Carlos Alcaraz

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Mario Emilio GuerreroSanto Domingo

MURCIA. – La irrupción del español Carlos Alcaraz en los primeros planos del tenis mundial ha sido vertiginosa y espectacular.

A sus 19 años, el nativo de El Palmar, Murcia, ocupa el puesto número once en el ranking de la ATP y aunque su ascenso ha resultado meteórico, para quienes han seguido su carrera lo que está haciendo Alcaraz no es una sorpresa y muchos incluso creen que la eclosión de este novel jugador no se produjo antes debido al parón que ocasionó la pandemia del coronavirus.

Desde muy joven, Carlos comenzó a dar muestras de su enorme potencial y en años consecutivos ganó el campeonato infantil de España (categoría 13-14 años) sin perder un set y con 14 años fue finalista en el campeonato nacional de cadetes (categoría15-16 años).

Debutó como profesional en 2018 y un año después se convirtió en el jugador más joven de la historia en alcanzar los cuartos de final en un torneo Challenger.

Otra hazaña portentosa es que logró su victoria número 50 en apenas 70 partidos, primero que cualquiera de los 27 jugadores que han sido número uno del mundo en la Era Open.

Esos son solo algunos de los hitos registrados por un tenista que llegó a manos de su actual coach, Juan Carlos Ferrero, como uno de esos coches equipados con todos los accesorios a los que únicamente hay que poner en marcha.

Quien entrenó a Alcaraz desde los 8 años y comenzó a moldear sus golpes fue Francisco – Kiko – Navarro. Otros técnicos han hecho importantes aportes en la formación de Carlos con sus consejos y asesoría, pero Navarro ha sido clave en su desarrollo.

Cuando Kiko cedió el paso a su actual entrenador, Alcaraz estaba en plena ebullición y solo era cuestión de tiempo para que explotara. El principal mérito de Ferrero ha sido reconocer las condiciones excepcionales de Carlos y mantenerlo encauzado y enfocado en la consecución de sus metas.

Alcaraz es de los escasísimos tenistas que desarrolla en la cancha la misma estrategia que tiene en su mente, por eso es tan bueno competitivamente. Desde pequeño se propuso subir a la red, tirar dejadas y jugar como un adulto, lo que, unido a su poderoso juego de fondo y su enorme capacidad de trabajo, lo convierten en un enemigo letal.

Tuve el privilegio de verle jugar a los 13 años y desde entonces era una apuesta segura al estrellato.