El robo de tercera

De las cinco habilidades que se le exigen a un jugador de béisbol de juego diario la velocidad es la única útil tanto para la defensa como para la ofensiva. Es común concentrar la validación de esta destreza a los jugadores capaces del robo de base, sin embargo, esta tiene una dimensión más amplia.

Para anotar se requiere recorrer cuatro bases, cada vez que se alcanza una se está eliminando un 25% de esa necesidad, pero la forma de avanzar varía. Es una ventaja cuando se cuenta con corredores capaces de anotar desde la intermedia o llegar de la inicial a la antesala con un hit sencillo, igual que alcanzar el pentágono desde primera por un batazo de doble mérito.

No todos los buenos robadores de base tienen desarrollada de la misma manera la capacidad de la estafa desde la inicial a la intermedia, que desde esta a la antesala y lograr la posesión de la tercera base ofrece ventajas. Si hay menos de dos out se puede anotar de muchas maneras y si ya cayeron los primeros dos la posibilidad de aprovechar un envío descontrolado es mayor. Whit Merrifield domina ambas habilidades del robo de base. En la pasada campaña consiguió un 90.9% de éxito al lograr apoderarse de la siguiente almohadilla en cuarenta de 44 intentos y de ellos en 16 de 17 fue la antesala. Esos 16 robos de tercera del intermedista de Kansas son la cifra más alta desde los veinte en 23 intentos de Billy Hamilton en 2016 y en los últimos cuatro años ha llegado a salvo en cincuenta ocasiones, siendo atrapado únicamente en cuatro.

Dependerá de la salud de Adalberto Mondesí que lo Reales puedan unir en esta campaña a dos atletas que dominan esta pericia. Proyectado a alcanzar el nivel de super estrella, las lesiones han obstaculizado que el torpedero dominicano llegue a esa meta; pero aún limitado en el 2021, tuvo éxito las seis veces que intentó el robo de tercera y desde 2018 acumula 34 en 39 tentativas.

Sería un admirable espectáculo una combinación de esa naturaleza aportando a su equipo en una campaña completa.