Frutos del programa de selecciones

Causa placer ver como se destacan Jonathan Araujo y Jeromy Rodríguez con el equipo de Sameji en el baloncesto superior de Santiago.

Araujo se ha convertido en una de las fuerzas más poderosas debajo del canasto en los torneos superiores locales y ha tenido sus incursiones en el básquet internacional.

Rodríguez tuvo experiencia en la NCAA y en algunos circuitos minoritarios en España, además de también reforzar en otros países.

También se observa con satisfacción ver a Andrés Feliz despuntar como un jugador importante con el Joventut de Badalona en la Liga ACB de España, primera división.

Lo que tienen en común es que estos tres jugadores surgen de la primera camada del programa de selecciones nacionales. Ellos fueron parte del equipo medalla de oro en Centrobasket Sub-17 en 2013, bronce en el Premundial Sub-18 en 2014 y número 13 en el Mundial Sub-19 en 2015.

Todo el mérito recae sobre la Federación Dominicana de Baloncesto (Fedombal), su presidente Rafael Uribe así como en los entrenadores José –Maíta- Mercedes y Melvin López, las cabezas visibles del programa que ya ha diseminado talento en varias universidades de Estados Unidos, así como por torneos de países del área.

Se une también el proyecto de la Liga de Desarrollo que empezó el año pasado y se espera que su segunda versión de 2022 sea también exitosa. Hay otros proyectos de torneos de segunda y tercera división que busca extenderse por todo el país.

Lo que está pendiente es el ordenamiento de los torneos superiores y la Liga Nacional de Baloncesto. Siempre comienza por Santiago, pero esta vez el Superior Distrital y la LNB han invertido sus fechas con la liga primero y el distrital después.

Se han dado buenos pasos, pero todavía quedan algunos para completar la obra. La cantidad de torneos “superiores”. Una escuela nacional de baloncesto. El pleno desarrollo de los entrenadores. El olvidado y despreciado baloncesto femenino. Una verdadera asociación de jugadores. Un “colador” para los nuevos patrocinadores.