De Puerto Rico a Israel, cuando ni la falta de nieve frena a deportistas paralímpicos de invierno
Puerto Rico, Grecia, Israel... Conocidos por sus temperaturas tropicales, sus soleadas playas o por sus desiertos, estos países a menudo sin nieve y sin infraestructuras de competición han enviado pese a ello a varios esquiadores a los Juegos Paralímpicos de Pekín.
Del cálido mar Caribe a las nevadas pistas de la capital china, donde disputa esta semana el eslalon gigante y el eslalon, Orlando Pérez posee un recorrido singular.
"Hacía cerca de 25 años que trataba de participar en los Paralímpicos", cuenta a la AFP el puertorriqueño, especializado en básquet en silla de ruedas hasta 2017 antes de pasar al esquí alpino.
"Estoy superorgulloso (...) de ser el primer representante de Puerto Rico en los Juegos de Invierno" y de "poner mi bandera allí donde no había estado antes", explica el deportista de 46 años.
Aunque Puerto Rico, por extraño que resulte, cuenta con una federación de esquí, jamas nieva. La temperatura media anual es de 29 grados centígrados, y el desnivel más pronunciado es de 1.338 metros de altitud.
¿Cómo entrenarse en esas condiciones?
"Tenemos que ir al extranjero, lejos de nuestras familias. Yo estoy en Park City, en Utah (Estados Unidos)", explica Orlando Pérez, que se desplaza en silla de ruedas.
"Esquiamos en el National Ability Center. Es una de las mayores organizaciones para el esquí alpino y para el esquí alpino para personas con alguna discapacidad", añade.
"Realmente difícil"
Antiguo militar del ejército de Estados Unidos, Orlando Pérez es parapléjico desde mediados de los años 1990, como consecuencia de una operación quirúrgica delicada en la médula espinal para extirparle un tumor.
En su isla, es ya una celebridad.
"La gente en Puerto Rico está sorprendida" de verme en los Juegos de Invierno, y "me enviaron estos últimos días muchos testimonios de afecto y mensajes", relata.
"Espero que podamos convencer a más puertorriqueños de ir" a formarse en el esquí en Estados Unidos. "Quiero ser el primero de muchos".
Una ambición parecida muestra la griega Eva Nikou, de 21 años, única esquiadora de su país presente en el circuito de esquí alpino y en estos Paralímpicos de Invierno (4-13 de marzo).
Aunque el norte de Grecia es montañoso, y puede haber nieve en invierno, no resulta fácil prepararse allí para el alto nivel de competición.
"Es realmente difícil porque no tenemos grandes pistas. Y sólo tenemos nieve de verdad, no cañones para nieve (artificial)", indispensable para las competiciones, explica a la AFP Eva Nikou, que sufre un problema de visión.
"Entrenamos sobre todo en Grecia. Pero vamos también a Austria, en verano o en octubre noviembre, para encontrar allí nieve", explicó la joven, vestida con un traje azul y blanco, los colores de la bandera del país.
Con sus innombrables islas mediterráneas y sus playas, poca gente percibe a Grecia como un país para esquiar.
"Fuimos a Noruega recientemente para una prueba de Copa del Mundo y ellos tenían sólo 20 centímetros de nieve", cuenta Dimitrios Profentzas, el guía de Eva Nikou, con el que participa en las competiciones.
"En Grecia actualmente tenemos dos metros. ¡Pero nadie lo sabe!", proclama.
Israel participa asimismo por primera vez en los Juegos de Invierno con la esquiadora Sheina Vaspi (categoría de pie).
"Es realmente un honor", explica la deportista de 20 años. "Tengo muchos comentarios en Instagram, donde tengo bastantes seguidores", confiesa.
Israel cuenta con alguna estación de esquí.
"Pero no podemos entrenar allí. A veces no nieva en toda la temporada", explica Sheina Vaspi, que entrena en Colorado (Estados Unidos).
Estos tres deportistas atípicos han vivido fortunas diversas en los Juegos.
Orlando Pérez fue eliminado en su primera prueba por una salida de pista, al igual que Eva Nikou, mientras que Sheina Vaspi finalizó en un honorable 15º puesto en el eslalon gigante.
"Lo haremos mejor la próxima vez", sonríe el puertorriqueño.