El Deporte

CON LOS CAMPEONES

La Serie del Rico Carty

Mario Emilio GuerreroSanto Domingo

En la Serie del Caribe de 1977, celebrada en el estadio Universitario, de Caracas, Ricardo Carty fue el gran protagonista, gracias a su extraordinaria exhibición de poderío ofensivo, que, a pesar de haber transcurrido 45 años, recuerdo con emoción.

El fornido pelotero criollo participó en el clásico como integrante de los Tigres del Licey y fue clave en el éxito del equipo azul, que conquistó invicto el evento.

Desde el primer día, Carty se adueñó del escenario y blandiendo su famoso bate negro, se convirtió en el azote de los lanzadores.

Conectó jonrón en la fecha inaugural y de nuevo botó la pelota en el segundo choque.

Repitió la hazaña en el tercer encuentro, que se celebró en el parque José Pérez Colmenares, de la ciudad de Valencia, hogar de los Navegantes de Magallanes, conjunto representante de Venezuela en la justa.

Luego de ese encuentro, toda la atención recayó sobre Carty, que amenazaba con romper el récord de más cuadrangulares en una edición que era de 4, en poder de Willard Brown, de los Cangrejeros de Santurce, de Puerto Rico, quien lo estableció en 1953, en la primera etapa del clásico caribeño.

El toletero petromacorisano no bateó jonrón en el cuarto desafío, pero en el quinto juego empató la marca de Brown y la superó en el partido final ante Venezuela al despachar su quinto vuelacerca de la serie.

Recuerdo la gran algarabía que se produjo entre los seguidores de la escuadra quisqueyana cuando Carty disparó ese último cuadrangular, que resultó decisivo para que el Licey ganara el encuentro y terminara invicto.

Fui testigo de 4 de los 5 jonrones de Carty, pues su tercer vuelacerca no pude verlo porque lastimé un tobillo saliendo del segundo partido en el estadio de Caracas y al otro día me vi imposibilitado de viajar a Valencia.

Pero, si disfruté de sus históricos últimos dos bambinazos, lo mismo que un grupo de cronistas dominicanos entre los que recuerdo a Tomás Troncoso, Bienvenido Rojas, Max Reynoso, James Rodríguez y Max Álvarez.

Cuando el equipo regresó al país, la bienvenida fue apoteósica. Una carroza preparada por Johnny Morales, ejecutivo de la licorera Bermúdez, trasladó a los campeones dominicanos al Palacio Nacional, seguido de una inmensa caravana de vehículos, donde fueron recibidos por el presidente Balaguer.

Comandando el pelotón, acompañado de su legendario bate negro, que entregó al primer mandatario, estaba el gran héroe, Ricardo Carty.