Béisbol

KEVIN CABRAL

Hasta que llegó el tranque

La paz laboral que se vivió en las Grandes Ligas por más de un cuarto de siglo llegó a su final oficial en la madrugada del jueves, cuando MLB anunció un cierre patronal al no poder producirse un acuerdo con la Asociación de Jugadores al vencerse el pacto colectivo firmado en 2017.

Este desenlace se veía venir dado el ambiente de creciente desconfianza y animosidad entre las partes involucradas. Las relaciones se han deteriorado exponencialmente en los últimos años.

Al menos tenemos el aliciente de que existe el tiempo necesario para llegar a un acuerdo sin poner en riesgo la temporada de 2022. Eso es siempre y cuando las partes tengan el sentido de la urgencia necesario para alcanzar un punto de equilibrio.

Pero ¿cuáles son las diferencias que nos han llevado a este punto?

Primero que todo, la palabra clave es dinero. Los jugadores alegan que están recibiendo un porcentaje menor de los ingresos del negocio, mientras que los dueños no se han mostrado dispuestos a ceder el terreno que han ganado en los pactos colectivos recientes para cumplirles ese deseo.

Luego está al punto del “tanking”, la tendencia de poner en el terreno equipos no competitivos para lograr acceso al mejor talento joven disponible y facilitar una reconstrucción, además de mantener una nómina baja que aumente los beneficios.

Para que tengan una idea, equipos como Baltimore y Cleveland tienen nóminas proyectadas para 2022 que quedarían por debajo del salario promedio anual de Max Scherzer.

Los jugadores también desean que los salarios mejoren sustancialmente en los primeros años de sus carreras. Bajo el sistema actual, devengan un salario cerca del mínimo en sus primeras tres temporadas de servicio, salvo casos extraordinarios.

El otro punto espinoso es manipulación de tiempo de servicio. El caso emblemático de esta práctica es Kris Bryant, quien tuvo que esperar un año extra para ir a la agencia libre al quedarse corto por un día del tiempo de servicio que necesitaba. Su situación fue resultado de la manipulación que llevaron a cabo los Cachorros de Chicago en 2015 para conservarlo un año más.

Por último, no olvidemos el tema del “impuesto” que los equipos tienen que pagar cuando su nómina pasa de US$210 Millones de dólares, una restricción adicional para controlar los salarios.

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